Este domingo 9 de julio Luis Suárez Miramontes ha fallecido a los 88 años. El primer y único Balón de Oro español en categoría masculina triunfó en el Barça durante los años 50 y en 1961 salió por la puerta de atrás del Camp Nou. La venta balsámica de el Arquitecto, por 25 millones de pesetas llenó las arcas del club, en una situación límite. Ahogada por las deudas contraídas con la construcción de su estadio, la directiva sacrificó a su estrella emergente, la única capaz de hacerle sombra a Ladislao Kubala.
Inicios complicados
Con 19 años, el delantero gallego aterrizó en la capital catalana en 1954 junto a Dagoberto Moll por medio millón de pesetas. El secretario técnico de la entidad barcelonista, José Samitier, negoció audazmente la incorporación de un jugador que no convencía en el Deportivo de la Coruña. El mismo Samitier había traído a Kubala en 1951.
De hecho, en Can Barça sus primeros entrenadores, Sandro Puppo, Franz Platko y Domingo Balmanya, desconfiaban de un físico que consideraban demasiado frágil para el fútbol profesional. Hasta la llegada del técnico argentino Helenio Herrera en 1958, el principal valedor de Suárez en el recién inaugurado Camp Nou.
Estrellato y crisis económica
La trayectoria de Luis Suárez en Barcelona habría tenido un desenlace distinto, de no ser por las deudas que ahogaban al Barça. La faraónica obra del Camp Nou se disparó por encima del dinero presupuestado hasta los 288 millones de pesetas. Tampoco ayudó el despido de Helenio Herrera en 1960 tras varios desencuentros con la directiva de Francesc Miró-Sans.
La situación era tan acuciante que el Barça estaba en bancarrota. Numerosos escándalos como el despido de Helenio Herrera, el despido de Samitier como secretario técnico y la intención de relevarlo con el seleccionador español, madridista y anticatalanista Pedro Escartín desencadenaron la dimisión de Miró-Sans en 1961. La comisión gestora presidida por Antoni Juli de Campany tomó la decisión de vender a Suárez.
'Kubalistas' y 'suaristas'
La nueva directiva difundió el bulo de la supuesta mala relación entre los socios en la delantera azulgrana, Kubala y Suárez. Dicha campaña difundida entre la prensa caló hondo y dividió a los culés entre Kubalistas y Suaristas. El primero ya había cuajado sus mejores temporadas como azulgrana y a los 33 años ya no exhibía la superioridad de antaño. El segundo, con 25 años, se encontraba en la cúspide de su fútbol. Aun así, los dirigentes del Barça optaron por vender a Luis Suárez y culminaron la operación cinco días antes de la final de la Copa de Europa de 1961 contra el Benfica.
El equipo azulgrana cayó por la mínima (3-2), con Luisito como mejor jugador de los culés en la final. Por si esto fuera poco, la supuesta enemistad entre el delantero húngaro y el Balón de Oro español ni siquiera existía. Al contrario, pues Suárez siempre ha defendido públicamente su amistad con el goleador magiar: "Kubala me ayudó y me enseñó muchas cosas, incluso íbamos juntos a entrenarnos por las tardes, por nuestra cuenta".
25 millones de pesetas
Helenio Herrera, entrenador del Inter de Milán y gran impulsor de la carrera de Suárez, terminó de decantar un fichaje de 25 millones de pesetas por el ganador del Balón de Oro en 1960, y Balón de Plata en 1961. Aquella inyección económica sentó como agua de mayo a las arcas del Barça, aunque finalmente se convirtió en otro despilfarro, obra de Enric Llaudet, el siguiente presidente del club. Y es que llegaron 15 fichajes por 20 millones y ninguno consiguió triunfar en el Camp Nou.
En tanto, Luis Suárez siguió a lo suyo y levantó dos Copas de Europa consecutivas como neroazzurro en 1964 y 1965. Pocos se explican en la actualidad cómo fue posible la salida de el Arquitecto del Camp Nou. De no haberle cortado las alas por razones económicas, el primer fichaje español en la historia de Italia habría marcado una época en Can Barça.