El FC Barcelona activó a principios de 2023 la gran revolución de la sección de basket. De manera silenciosa. Sarunas Jasikevicius criticó que Joan Laporta no hubiera contactado con él para abordar su renovación y abordar las altas y bajas del equipo. Algo se intuía ya el técnico lituano. Paralelamente, el club sondeó a dos entrenadores, Xavi Pascual y Joan Peñarroya, y ambos rechazaron la propuesta barcelonista.
Laporta quería a Pascual como relevo de Jasikevicius. Con el técnico de Gavà tuvo muy buena sintonía en su primera etapa como presidente del Barça. Pascual fue el entrenador con el que se proclamó campeón de Europa el equipo azulgrana en 2010.
Técnico muy perfeccionista, muy completo tácticamente, Laporta quería rescatar a Pascual, actual entrenador del Zenit de San Petersburgo. El problema es que el técnico catalán tiene un salario muy alto en Rusia y sus pretensiones económicas no cuadraban con la realidad del Barça.
Peñarroya se desmarca
El Barça también sondeó a Peñarroya, y la respuesta del actual entrenador del Baskonia también fue negativa. El técnico consideraba que no era el momento de abandonar Vitoria para iniciar un nuevo proyecto con muchas incertidumbres.
Descartados Pascual y Peñarroya, el Barça intentó renovar a Jasikevicius. Eso sí, en unas condiciones muy favorables. Desde el club se filtró que el técnico lituano cobraba 3,5 millones de euros anuales y que podría aceptar una rebaja superior al 50%. Desde el entorno de Saras se aseguró que el Barça le ofreció 600.000 euros anuales. Una rebaja muy superior a la pactada inicialmente.
La apuesta por Grimau
Jasikevicius rechazó la propuesta del Barça y el club activó el fichaje de Roger Grimau, persona muy próxima a Juan Carlos Navarro y a Laporta. El exjugador azulgrana será el encargado de liderar un nuevo proyecto marcado por una reducción de 12 millones de euros en la masa salarial de la sección.