Joan Laporta activó las famosas palancas hace un año para maquillar la crisis económica del Barça. La dura realidad de un club con una masa salarial sobredimensionada. Con la venta del 25% de los derechos de televisión y el 49,5% de Barça Studios, el presidente pudo renovar el equipo de fútbol, inmerso en una profunda depresión, con los fichajes de Christensen, Kessié, Lewandowski, Raphinha, Koundé, Marcos Alonso y Bellerín. Un año después, y sin margen de maniobra para activar más palancas, el máximo dirigente ya no ha podido disimular los graves problemas que padece el Barça, incapaz de fichar a Messi y que hace tres semanas comunicó a Mirotic que rescindiría su contrato.
Las cuentas no le cuadran a Laporta. Al menos, como él querría. El presidente del Barça se pasó los últimos dos meses filtrando que quería rescatar a Messi y la afición se ilusionó con el regreso del crack argentino. El problema radicaba no tanto en su oferta económica como en las garantías que pedía el futbolista.
La reunión en casa de Laporta
Jorge Messi, padre de Leo, se reunió hace una semana y media con Laporta en el domicilio particular del presidente. Antes de comprometerse con el Inter de Miami y descartar al Al-Hilal de Arabia Saudí, Jorge Messi quería escuchar la propuesta del Barça. Quería algo más que buenas palabras.
La reunión solo duró 25 minutos, un claro síntoma de que no hubo buena sintonía entre las dos partes. Jorge Messi que anteriormente había contactado con Javier Tebas para saber si el presidente de la Liga podía garantizarle su inscripción, no escuchó la respuesta deseada. Las buenas palabas de Laporta fueron insuficientes y Messi aceptó la oferta del Inter de Miami de David Beckham.
El salario de Mirotic
Laporta asumió el golpe. Sabe que será recordado por ser el presidente del Barça que no quiso renovar el contrato de Messi en 2023 y que después no pudo ficharlo cuando el futbolista quedaba libre del PSG.
Menos mediática, pero también crispada, será la salida de Mirotic del Barça. El ala-pívot de origen montenegrino es, posiblemente, el mejor jugador que juega en la Euroliga. También es el mejor pagado de Europa, con una ficha de 11 millones de euros brutos.
Fichado por Bartomeu
Fichado por Josep Maria Bartomeu, el anterior presidente, en 2019 para reflotar la sección de baloncesto, Laporta nunca tuvo complicidad con Mirotic, a quien le había pedido que se bajara el sueldo hace dos años.
Mirotic, con contrato hasta 2025, adujo que ya se había bajado el salario durante el coronavirus y que había renunciado a ofertas muy superiores cuando fichó por el Barça. Molesto, Laporta barruntó su salida del club, pero fue frenado en 2021 por Ferran Reverter, entonces CEO del Barcelona.
La Final Four
Laporta, preocupado por la delicada situación económica del club, anunció que recortaría el presupuesto de las secciones, sobre todo el del baloncesto. Parecía que no se atrevería a tocar a Mirotic, pero la mala actuación del ala-pívot en la derrota contra el Madrid en la Final Four de Kaunas fue el principio del fin.
El presidente del Barça le puso la cruz a Mirotic, quien asumió que debía bajarse el salario para seguir en el club. No se esperaba, sin embargo, que Laporta rescindiera unilateralmente su contrato y, sobre todo, que no fuera él quien le comunicara una decisión tan impopular.
Cindric y Fàbregas
Mirotic calló hasta que el Barça filtró que rescindiría su contrato. Entonces el jugador denunció que el club nunca le pidió una rebaja salarial. En una entrevista concedida a Mundo Deportivo recalcó su voluntad de seguir en el Barça.
El malestar de Mirotic es compartido por Cindric, jugador de balonmano a quien el Barça notificó que cortaría su contrato. Y a finales de la pasada temporada se supo que Fàbregas se había comprometido con el Veszprem a partir del 1 de junio de 2023 al no aceptar la oferta de renovación del club azulgrana.
Más movidas
En el Palau habrá más movidas. Incluso en el equipo de balonmano. Su portero, Gonzalo Pérez de Vargas, quiere más dinero para renovar y el Barça le ha dejado muy clara su postura. Y es que a Laporta, hoy, no le tiembla el pulso con nadie. Ni tan siquiera con las grandes estrellas del Camp Nou y de las secciones.