Impagos: una empresa se niega a pagar a sus trabajadoras porque el convenio dice "trabajadores"
Las empleadas de Aceites y Energía Santamaría S.L no han percibido la actualización salarial simplemente por ser mujeres
5 junio, 2018 17:33Las trabajadoras de la empresa Aceites y Energía Santamaría S.L, ubicada en Lucena (Córdoba) llevan meses sin cobrar atrasos mensuales en sus nóminas. La empresa firmó en noviembre de 2017, tras muchos retrasos en la negociación, el nuevo convenio colectivo de industrias del aceite con una vigencia de enero de 2015 a diciembre de 2019.
Pese a la aprobación de esa modificación, las trabajadoras de la empresa todavía no han cobrado ese aumento salarial que les pertoca que se fijó en 1,5%. La polémica y la denuncia pública ha llegado a las redes sociales cuando se ha conocido los motivos de la empresa. La compañía ha alegado que no cobran ese dinero porque en el convenio colectivo del sector aparece el término “trabajadores”, en masculino, y no “trabajadoras”.
CCOO ya ha denunciado este caso en los juzgados ya que se trata de una "discriminación flagrante". La polémica ha aumentado cuando la Real Academia de la Lengua ha dado una llamativa respuesta al término plurar "trabajadores".
#RAEconsultas Quizá la insistencia en afirmar que el masculino genérico invisibiliza a la mujer traiga consigo estas lamentables confusiones.
— RAE (@RAEinforma) 4 de junio de 2018
En un principio pensaron que el ajuste salarial tardaría algunos meses en hacerse efectivo, pero las empleadas de la empresa decidieron preguntar al sindicato si había dos convenios diferentes por género.
“Hasta ahora, que sepamos, los plurales servían para englobar a ambos géneros”, lamentan desde CCOO, que apuntan a que “se trata de un caso de libro de discriminación laboral por razón de sexo”. Aunque explican que este tipo de discriminaciones se siguen dando, sobre todo en ámbitos tan masculinizados, “otras veces son más sutiles, se ponen más horas extras, si están en el mismo puesto se justifican con que los hombres tienen más responsabilidades, pero aquí ha sido por la cara”, reprochan.
Algo inaudito en pleno siglo XXI.