El caso de Esther López, la joven de Taspinedo (Valladolid) que desapareció el pasado mes de enero y que fue encontrada muerta el ocho de febrero triada en una cuneta, todavía tiene muchas incógnitas por resolver. 

Lo que más llama la atención es que su cuerpo sin vida fue encontrado lejos del río Duero, donde se realizaban las batidas para encontrar a la joven. De hecho, estaba mucho más cerca de lo que se creía y ese cadáver, tumbado boca abajo y a la vista de cualquiera que pasara por esa zona, yacía en un paraje transitado por los vecinos de Traspinedo en sus paseos.

¿Accidente?

Por lo tanto, lo que no acaba de cuadrar a los investigadores es la posición en la que estaba su cuerpo, que nada tiene que ver con cómo queda un cuerpo cuando es atropellado. Además, a raíz de esto surge la incógnita de que alguien podría haber puesto el cuerpo justo allí a posteriori. 

De hecho, lo encontró un vecino que pasaba por la zona casi a diario y que asegura, muy convencido, de que es "imposible" que el cuerpo sin vida de Esther López haya estado allí durante las cuatro semanas que duraron las multitudinarias batidas para buscarla. Con todo, los análisis realizados por las investigaciones determinarán si la joven pudo ser trasladada a ese punto días u horas antes de su hallazgo, o si siempre estuvo allí.

Más incógnitas

Lo que se conoce hasta el momento es que un vehículo, se apunta a un todoterreno o furgoneta, la habría arrollado por la espalda cuando caminaba por esa carretera en dirección a Traspinedo. Se sospecha, además, que el atropello fue la misma madrugada del día que desapareció.

Sin embargo, la posición en la que estaba el cadáver, boca abajo y con los brazos pegados al cuerpo, no cuadraría con la postura en la que queda un cuerpo que sale despedido tras un atropello. Además, su mochila estaba junto al cadáver, no atada a la espalda, y cerca de ese cuerpo apareció también el teléfono móvil de la mujer. Un escenario muy bien ideado que dista mucho de un accidente de tráfico.