Marina Gatell (Sabadell, 1979) dice tener miedo a las cámaras. Lo tuvo en su día y todavía hoy le dura. Se nota cuando le hacen fotos para esta entrevista y cuando graba para cine o tele. Dice que trata de obviar la cámara. Aun así, ha tenido una carrera llena de éxitos y de gran fama. Tal vez por eso uno de sus amigos la define como “una tímida compensada”.

Una clara prueba de ello es su último papel en Nacho, la serie sobre el actor porno de Atresmedia, donde interpreta a Sophie Evans. Todo un reto para una intérprete que tiene “mucho respeto con lo íntimo”. Le ha pasado con su vida y en su carrera. Ha vivido situaciones que no se le desea a nadie, pero ha preferido transitarlas ella por su cuenta. Sin hacer público nada.

Montaña rusa profesional

Ante artículos del estilo Qué fue de Marina Gatell, ella prefiere guardar silencio. Recuerda que estuvo en series de éxito como 7 vidas o La Lola, etapa en la que tenía a paparazzi en la puerta de su casa y de la que acabó apartada de las cámaras. Ella reconoce que ha tenido éxitos y fracasos, pero que forma parte de la profesión. Eso no quiere decir que se haya quedado completamente parada.

Gatell revela que, como mínimo tiene tres proyectos entre mano: una película, una serie y un monólogo que quiere hacer por bares y restaurantes. No se le caen los anillos por ello y se enorgullece de contarlo. El mundo de la interpretación y la cultura también es eso, por mucho que otros no lo valoren.

Marina Gatell Luis Miguel Añón Barcelona

 

“La cultura es patrimonio inmaterial. Al final, a Barcelona vienen turistas a disfrutar del arte de Gaudí, de Picasso. Esto, Rosalía y demás, al final también mueve la economía y es arte, es cultura”, recuerda al hablar de la situación del panorama audiovisual y teatral actual.

Crónica Directo conversa con la intérprete para hablar de su participación en Nacho y para dejar claro que no ha parado. Y eso que los baches por lo que ha pasado no han sido fáciles, pero con la misma decisión que tuvo para dedicarse a la actuación para ser actriz, sigue hacia adelante. Y con una gran sonrisa. A la altura de sus proyectos.

 

¿Cómo llegó al papel de 'Nacho'?
Di un salto al vacío. Fue un acto de confianza, y de mirar también a la cuenta bancaria y decir... ¡Vámonos! Te seré sincera. Pero al final todo es un reto y si me dedico a esto por ganas de integrar diferentes mentes, y esta, desde luego, no tiene nada que ver conmigo. Yo como actriz me lanzo, pero yo no soy de hacer público lo íntimo, así que imagina hacer a una actriz porno.
¿Es raro dedicarse a esto si no gusta mostrar lo íntimo, no?
No, yo como actriz lo hago, pero nunca he sido de mostrar mi vida personal y, ahora, parece que has de tener un Instagram y mostrarlo y a mí no me sale contar qué como o hago. Y si con esto ya tengo un conflicto, imagina este papel, porque si bien es un personaje, es mi cuerpo.
¿Fue muy duro?
El trabajo que debía realizar no era tanto de construcción como actriz, fue más psicológico conmigo. Darme cuenta de la carga moral que tengo respecto a ciertos temas que no pensaba tener. Pero al final es una coreografía. Y bueno, todos follamos y estamos aquí por un polvo y si hay una herramienta que puede sacar algo que está a oscuras como si fuera malo es una cámara. Y, sobre todo, me preocupaba mostrar ese tipo de sexo que Nacho Vidal ha mostrado como bandera. Por suerte, hablé con Sophie Evans y lo primero que pregunté, porque me preocupaba, si alguna vez había fingido placer sintiendo dolor. Porque sé que a nivel sexual los adolescentes acuden al porno como primera herramienta y me parecería una irresponsabilidad. Y me dijo que no. En cualquier caso, ella es una tía muy empoderada y toda una estrella. Para mí fue una hostia viva, porque ella lo disfruta y no hay ningún trauma. A ella le apetecía hacerlo y ha cumplido muchas fantasías con su trabajo. Pero bueno, es lo más antierótico.

Marina Gatell Luis Miguel Añón Barcelona

¿Pero fue divertido?
Sí. Había una coordinadora de intimidad, estaba todo muy coreografiado, llevábamos unas prótesis y hubo cero contacto. Pero las situaciones realmente de abusos que, por ejemplo, yo he podido vivir o situaciones así, no ocurren en escenas donde hay un contexto sexualizado. Las coordinadoras de intimidad deberían estar en aquellos proyectos donde, aparentemente, no va a pasar nada y todo el mundo está desprotegido. Yo me he sentido más desprotegida y en pelotas en otros rodajes, que cuando he tenido que hacer algo así.
Se ha encontrado en situaciones así, dice. Ahora se habla, por fin, pero antes no era tan habitual.
Porque hay implicaciones y es complicado. Porque en ese momento no sabes si eres tú, si el otro, si eres tal. Entonces han pasado los años y pienso ¿yo ahora voy a destrozarle la vida? Casi que prefieres ir a hablar con esa persona y explicarle que yo he tenido unas repercusiones para ti. Y luego está el uso de la prensa, la estigmatización. Es muy controvertido. Es complicado y tendría cosas que decir.
Supongo.
A mí me pasó una cosa, pensé en escribir un artículo, pero no lo vi. Perdí mucho tiempo, tres semanas de mi vida, y piensas "si lo hago esa persona me habrá hecho daño de verdad". Lo siento porque no sé si es cero empoderada lo que digo, porque tengo mucho dilema, porque hay una responsabilidad hacia el futuro de las actrices que suben.
Por ahí supongo que pesa, ¿no?
Por suerte yo creo que ahora las actrices que suben lo detectarán enseguida. Pero no sé. Es complicado.

Marina Gatell Luis Miguel Añón Barcelona

En cualquier caso, empezó muy joven. ¿Cómo definiría su carrera?
Pues he pasado por todos los formatos, he tenido éxitos, fracasos, medios éxitos, medios fracasos... Porque realmente esta es una carrera muy irregular, la mía. Yo soy consciente, he tenido muchos bajones personales y aventura, que me han ramificado hacia otros lados.
Pero empezó con un éxito, '7 vidas'.
Bueno lo de Madrid… ¡Tuve que hacer clases de dicción castellana! Y fue porque yo tenía una representante y ella también. Yo había empezado como modelo, porque tenía claro que quería ser actriz, pero tenía miedo a las cámaras. Eso lo hacía incompatible, claro. Hice un casting para Ikea los 16 años, les expliqué que me pasaba y me ficharon como secretaria para poder ganar dinero y pagarme las clases de interpretación en Nancy Tuñón. Y la propietaria de la agencia de castings, quiso ser representante de actores y me llevó a Madrid. Fue muy loco y acabé delante de Luis San Narciso, que estaba en 7 vidas y tras siete castings me cogieron. ¡Tenía unos 18! Lo pasé un poco mal porque además me metí en la serie más vista.
Terapia de shock para su miedo frente a la cámara.
Todavía le tengo respeto, solo que intento obviarla. Y es que al final nuestra profesión es un acto muy contradictorio. Es hacer público lo íntimo, tener que estar muy sensible y poroso y a veces el alrededor es hostil… Has de crear un universo paralelo y llevar bien a todo lo social.
¿Y cómo lo lleva?
A mí no se me da demasiado bien. Le va mejor a la gente que se va a los estrenos.

Marina Gatell Luis Miguel Añón Barcelona

No deja de hablar de que ha pasado por todas las etapas, que no siempre le ha ido bien. ¿Cómo se lleva esta montaña rusa emocional y profesional?
Yo lo he ido transitando sin conocer otro estilo de vida. Y, de repente, te plantas en los 43 y piensas "¿qué he hecho?" (sonríe). Has pospuesto cosas como la maternidad por no tener trabajo, por ejemplo, pero cuando tienes piensas que ahora no puedes modificar tu cuerpo. Vas pasando los años adaptándote un poquito a los inputs externos. Además, en momentos de gran fama como La Lola de protagonista absoluto. Estuve nueve meses sin parar. Me recogían cada día a las cinco de la mañana y me dejaban en casa a las once de la noche de media y tenía que estudiar 35 páginas para el día después volver. Eran 20 secuencias por día, 35 páginas de guion, yendo de set en set en patinete. Al cabo del mes siete meses empecé a desfallecer. He hecho escenas apoyándome en los compañeros y luego caer desmayada después. Al acabar, caí enferma, tuve una depresión muy grande y no quería saber nada de un plató. Me fui a la montaña y empecé a desarrollar proyectos. Escribí, dirigí un corto…
Tomando el control.
Es que te das cuenta de que tú no gobiernas tu tiempo, no puedes tener un plan vital. Hay gente que seguramente lo sabe hacer mejor, pero yo me apasiono mucho y ya no veo nada más. En el momento, no soy consciente de que soy una mujer de cierta edad que tiene unos riesgos emocionales y físicos, y ahora que soy mayor pienso que me tendría que haber cuidado más.
Dice que escribe. ¿En qué está?
Sí. Eso surgió de mi compañero, que tiene un proyecto en Nairobi, en los suburbios. Escolarizaron a 10 personas, ahora ya han pasado 15 años y éstos educan a los otros. Yo he querido colaborar y desarrollé un proyecto para que ellos desarrollaran su imaginación y de allí sacar un guión de género fantástico. De esos trabajos y la pregunta de dónde creen que se esconde el sol al hacerse de noche, uno dijo que se esconde en la última cosa del horizonte. De allí salió la idea de que durante días no sale y es porque lo han secuestrado una mafia que quiere comercializar con su energía y ellos son los únicos niños del mundo que saben dónde están. Hace cuatro años estábamos a punto de rodar y vino una pandemia y cuando ya pasó tuvimos problemas en la producción.

Marina Gatell Luis Miguel Añón Barcelona

¡Pero esto podría ser cinta política, de hecho! que seguramente es un tema el medioambiente, la utilización de los recursos
Yo no quiero ni explicar quiénes son estos niños ni su situación, sino que consigamos una peli que tenga el propio valor para generar recursos que irán para ellos. Pero bueno, estamos buscando financiación. En eso llevo cuatro años. Y muy motivada, ¿sabes? Pero también mi ambición era escribirme un monólogo e irme a actuar por bares y restaurantes. No esperaré ningún programa. Necesito hacer caja.
¿Qué será?
Algo cómico. Quiero probar. En pandemia hice un monólogo que colgué en Instagram, tuve muchas reproducciones, pero entonces me jaquearon la cuenta y me la sacaron. Aunque luego me hice amiga de la hacker.
¿Cómo?
Me dio un número de cuenta para ingresarle el dinero y me acusó de no saber qué pasaba en otras partes del mundo. Le dije que no me juzgara y que tampoco tenía tantos seguidores, que por qué no usaba su potencial para algo bueno. Y entonces le propuse hacer dinero escribiendo un guion sobre hasta dónde puede llegar un influencer para recuperar su cuenta.
O sea, que no para.
Y estoy preparando una serie con Xavier Bertran, el de Lo Cartanyà, para vender a plataformas.
Y eso que eres tímida.
Bueno, un amigo me dice que soy una tímida compensada.

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