Marta Belmonte: "La cultura aporta perspectiva más allá de los partidos"
La actriz catalana vuelve a las tablas con una obra dirigida por Sergio Peris-Mencheta
27 junio, 2023 17:58“Un infierno para el público, pero no para nosotros”. Así define la catalana Marta Belmonte la última obra que protagoniza, Cielos. Una historia ubicada en un búnker en el que un grupo de expertos trata de evitar un nuevo atentado terrorista.
La dirección de Sergio Peris-Mencheta que le pone toda la garra, misterio y thriller a la historia, junto con la escenografía del italiano Alessio Meloni, que logra convertir un escenario en una sala de operaciones vertical increíble.
'Cielos'
Como dice la actriz barcelonesa, el público lo pasa fatal, se angustia, se mete en la piel de los personajes y sale con muchas preguntas acerca del poder. ¿Hasta dónde llegan las garras del poder? ¿Cuánto puede llegar a pesar sus decisiones en el ciudadano?
El texto de Wajdi Mouawad no da respuestas, como tampoco las añade su director, ni tan solo los actores. Tampoco se pone sesuda hasta el exceso. Peris-Mencheta añade al montaje la música de Joan Miquel Pérez, que añade ritmo a la propuesta. Así lo explica Belmonte, desde el teatro de La Abadía de Madrid, claro que espera que, en breve, pueda venir a Barcelona con la obra (y con un proyecto audiovisual en catalán).
- Atentados, guerras. ¿La obra no puede ser más actual, no?
- Sí, sí. Aunque la obra está escrita ya hace varios años, sigue siendo así. Los hijos son los que pagan las decisiones políticas. Y generación tras generación hay un desgaste muy fuerte. Es un pez que se muerde la cola. Nunca se paga esa deuda de qué país va contra qué país, de qué generación contra qué generación. Y más allá del terrorismo islámico, hay otras disputas y otras cuentas pendientes que propone Mouawad en el texto. Más allá de la cultura, tiene que ver con las generaciones y con poner fin a la sangre.
- ¿Hay esperanza?
- La esperanza es lo último que se pierde, dicen (risas). La función también habla mucho de la poesía y de la belleza. Se nombra constantemente. Porque a pesar de todo lo tremendo que hay alrededor, de todo lo tremendo que está padeciendo en el hombre, el hombre también convive con la poesía y con la belleza. Es una cuestión de tomar decisiones y elecciones.
- ¿El teatro es una forma de escapar de esa realidad? ¿O al contrario, de reflexionarla o de verla de otra manera?
- Depende de cómo se use, para una cosa u otra. Lo bueno es cuando se está ofreciendo una distracción o una narración y el público se siente cómodo, y de repente, descubre algo que sí que tiene que ver con su realidad y con su vida. Sin sentirse atacado, ni manipulado, pero que pueda, llevarse un pedacito de lo que vea su casa. O para disfrutar o para reflexionar.
- ¿Qué va a ser ese pedacito que se va a llevar el espectador viendo 'Cielos'?
- Un rato trepidante. Al principio cuesta encajar toda la información. Te da piezas sueltas que hasta mitad de función no vas a poder unir. Hay que ser paciente con eso, porque el público va a disfrutar de un misterio, de este tono de thriller, de poder seguir a los personajes. No solo en la trama más política o de misterio, sino conocer las propias movidas internas de los personajes. Son unos personajes que llevan mucho tiempo encerrados en ese búnker y que les han pasado muchas cositas que van a florecer durante la función.
- Y ya que habla de los personajes, ¿cómo definiría el suyo?
- Mi personaje se llama Dolorosa, con eso ya…
- Parece casi de lorquiano, como el título
- Sí, hay poesía en todos lados. No hay nada baladí. Mi personaje es un duro, muy cerrado. Después descubrimos que tiene un pasado doloroso, se va a abrir y va a llevarse una lección de vida. Sin hacer mucho spoiler, mi personaje vuelve un poco a coger el asidero de su propia vida, de sus propias decisiones y de decidir por sí misma. Más allá de que el pasado no se puede dejar atrás.
- Como dice que todo es poesía, que su personaje es muy cerrado. ¿Qué importancia tiene ese búnker? ¿Tiene un significado metafórico?
- Sergio vio muy claro que quería un espacio vertical, y junto Meloni inventaron este búnker en tres alturas. Nosotros estamos prácticamente encerrados dentro de una caja, incluso el público nos ve a través de una gasa, donde además se ven proyecciones. Es casi una ventana muy cinematográfica o como un cuadro de Hopper, en el que a través de una cerradura de esta ventanita, de este rectángulo de algún búnker, puedes ser como testigo de un espacio tan privado y tan poco usual como un búnker, donde hay que tomar decisiones. Allí hay que interpretar cuestiones políticas que tampoco dependen de nosotros, donde hay siempre una voz por encima que decide. Pero nosotros, como seres humanos, más allá de ese jefe o de ese Estado, hemos de tomar decisiones propias, a favor o en contra.
- O sea, que es una poesía muy política. ¿Es necesario?
- Sí, porque es una política que va mucho más allá de derecha o izquierda. Aquí estamos muy mellados históricamente, y en presente, con este tipo de concepción binaria de las políticas en la que todo es blanco o negro. Esta es una política totalmente humanista, de proteger a las generaciones, de acabar con la sangre y de rebelarse cuando haya que rebelarse. No tiene que ver con partidos políticos en absoluto. Tiene que ver con luchar por la vida, por la poesía, por la belleza, por algo que nos es más humano y que nos pertenece, aunque a veces parece que está en de otros gobiernos o de otras empresas o de otros gobiernos.
- Pero ¿es fácil, en tiempos como los de hoy, luchar por esto? ¿Podemos todavía luchar tomar decisiones fácilmente?
- No, fácil no es. Porque además creo que se nos ha puesto en una situación extrañamente cómoda. Por un lado, estamos muy incómodos y muy insatisfechos, como un sentimiento de impotencia muy fuerte. Por otro, no estamos lo suficientemente incómodos con nuestras vidas digitales, nuestro bienestar se da por medio saciado o está adormecido. Es complejo. Creo que hay que empezar por uno, con tus pequeñas decisiones del día a día puedes llegar a hacer mucho. Pero no, no te lo ponen fácil.
- ¿Y en el mundo cultural también se están poniendo las cosas más difíciles?
- El mundo cultural está en crisis desde que se inició el mundo cultural. Y creo que la seguirá habiendo por el hecho de que la cultura se nutre de tomar decisiones o apostar por cuestiones a veces incómodas o no tan satisfactorias para la gente. El poder necesita que todos vayan a una, que la gente esté calmadita, que no proteste, que no sea reactiva. La cultura hace pensar, informa, da perspectiva más allá de partidos. Hay a quien no le interesa eso y esa gente siempre va a intentar que haya menos cultura, porque la gente con perspectiva y con opinión propia, a veces, es incómoda. Se hace muy complicado luchar y estar en una buena situación.