Joana Sanz parece moverse entre dos aguas. Desde que se conociera la acusación de violación contra Dani Alves ella no ha dejado de defender al futbolista y, a la vez, anunciar que rompía con él y le pedía el divorcio. Ahora, además tiene a la familia molesta y no se calla una.
Todo ha sido por las últimas declaraciones de la exmujer del acusado, Dinora Santana, que este jueves llegaba con sus hijos a Barcelona para que el jugador salga de prisión y obtenga la libertad provisional a la espera del juicio.
Mensaje de Sanz
La brasileña confirmaba que han viajado hasta España para buscar colegio para Dani y Victoria, un hecho que pone de relieve, según ella, que no existe "alto riesgo de fuga" por parte del jugador. La Fiscalía, en todo caso, dice lo contrario y se opone a la salida de prisión de Alves.
Con la presencia de Santana en Barcelona, los ojos han vuelto a ponerse sobre Sanz. Ella mantiene que quiere formalizar el divorcio, pero el futbolista se "aferra" a su matrimonio y se resiste a iniciar los trámites de separación. Pero claro, ¿qué pasa ahora que han vuelto los hijos del deportista y su exmujer. La española lo tiene claro: "Bueno, yo también soy familia ¿No?”, ironiza.
Fricción
Inmersa en los preparativos de su mudanza a Madrid, la modelo ha confesado que "no sé si me va a dar tiempo" de ver a la familia de Dani "antes de irme", acrecentando así los rumores de tensa relación con Dinora Santana que comenzaron tras la entrada en prisión del futbolista.
Lo que sí ha querido dejar claro Joana es que no abandona la casa en la que vivió con Alves en Barcelona porque la familia de su marido se lo haya pedido, negando además que le pidiesen que dejase su hogar por negarse a firmar un acuerdo de confidencialidad para no hablar de su relación: "No, pero si ya lo dije esto que no. Eso es mentira". "Pero siempre hay que ser feliz y positivo en la vida" ha zanjado, dejando claro que no piensa protagonizar ningún enfrentamiento con su hasta ahora familia política.