El periodista Carles Porta continúa arrojando luz a la oscuridad con la tercera temporada de su podcast ¿Por qué matamos?. La producción de Audible investiga diez crímenes reales ocurridos en las últimas décadas. A través de 20 episodios, su equipo investiga cada uno de los casos al detalle, acudiendo a los protagonistas de estas historias y a los profesionales que trabajaron en ellas.
El true crime está de moda y la oferta ha aumentado en los últimos años. Sin embargo, el programa del catalán no deja de cosechar éxitos. ¿Su secreto? "No nos movemos dentro del sensacionalismo, queremos contar historias negras en colores, pero sin utilizar el rojo de la sangre y el amarillo del sensacionalismo", explica Porta en una entrevista con Crónica Directo.
--Pregunta: Estrena la tercera temporada de su podcast ‘¿Por qué matamos?’, ¿qué ofrece en esta ocasión?
--Respuesta: Son 10 casos que desarrollamos en 20 capítulos de crímenes reales que han sucedido en diferentes puntos de la geografía española en los últimos años. Hay alguno un poco más antiguo, pero lo que buscamos siempre son grandes historias y, sobre todo, contarlas bien para que el cliente las pueda, más que escuchar, incluso vivir. Ese es el gran reto.
--¿Qué crímenes presentan?
--Hablamos del crimen de Chucán de Lugo, que tiene como sorprendente que el señor cometió el crimen, pero fue absuelto y al día siguiente confesó, por lo que todo el mundo quedó desconcertado y sorprendido y tuvieron que revisarlo todo otra vez. Y además entramos en esa Galicia rural profunda tipo As bestas, que tiene una dimensión muy humana, muy interesante. También pasamos por El rey del cachopo, que en su día fue bastante mediático, pero creo que nosotros tenemos personajes muy interesantes, directos, implicados en la investigación y en el caso. Y después también el crimen de Ripoll, por ejemplo, que también fue muy mediático en su día, pero que nosotros narramos con un intento de neutralidad y de thriller que permite al oyente analizar la historia e intentar entender por qué los humanos matamos a humanos.
--¿Cómo eligen en qué casos trabajan?
--Yo creo que estamos trabajando con un abanico de unos 200 casos y escogemos el que programamos en base a tres elementos. El primero, que tenga giros narrativos. El segundo, que podamos acceder a documentación, a la investigación y a los detalles. Y el tercer elemento es que encontremos a personas vivas que participaron directamente, o bien en la investigación, o bien que sean familiares de la víctima o tuviesen un papel importante en el momento en que se produjeron los hechos. Nosotros no buscamos expertos, sino protagonistas de las historias. Cuando tenemos esos tres elementos, ese caso va hacia delante.
--¿Es complicado?
--Siempre es lo más complicado. Nosotros somos originales de verdad. Creo que hay mucho podcast por ahí que bebe de nosotros, pero no es ilegal y nos hace grandes. Creo que si algo nos caracteriza es que vamos siempre a las fuentes originales y tenemos material original siempre. Esto nos da una fuerza narrativa y un acceso a los detalles y la perspectiva directa de los protagonistas que es uno de los factores que nos hace más potentes en el panorama del podcast actual.
--¿Cómo se diferencian del resto de podcasts de ‘true crime’?
--Nuestra manera de contar los casos es uno de los factores importantes. Esa manera pasa por mi mirada y mi tono, pero también por un punto de vista más neutral, menos sensacionalista. Nosotros intentamos alimentar la curiosidad del oyente, no el morbo. Eso nos hace más globales, más transversales. Después creo que también buscamos llegar a las emociones primarias del oyente, hacer que se enfade, que tenga rabia, que tenga miedo en algunos momentos, que se emocione, que tenga alegría. Llegar a esas emociones no es nada fácil, pero creo que todo eso junto hace que seamos un producto un poco diferente. No nos movemos dentro del sensacionalismo, queremos contar historias negras en colores, pero sin utilizar el rojo de la sangre y el amarillo del sensacionalismo.
--¿Cómo trabajan en ello?
--Reescribimos muchas veces para intentar rebajar, en algunos casos, el tono de las descripciones y de los hechos. Y, sobre todo, intentamos utilizar muy pocos adjetivos, porque los adjetivos son lo que nos alejan de la realidad. Los adjetivos son subjetivos y cada persona puede adjetivar desde su punto de vista. Nuestras descripciones siempre intentan ser muy neutrales, trasladar al oyente a esa situación, que se sienta como el investigador que se está encontrando con el cadáver, que se sienta la madre de la víctima o el vecino asustado. Eso se hace desde los hechos, no desde los adjetivos.
--¿Cómo ha ido cambiando su forma de trabajar desde la primera temporada?
--Cada vez que vamos avanzando aprendemos un poquito más. Intentamos mejorar las entrevistas, tener más información y más documentación. Pero sobre todo donde estamos invirtiendo más tiempo es en la mejora de los guiones, en reescribir y construir secuencias constantemente para que el oyente viva la historia como si fuese una película. Ir creciendo en esa mejora de la narración, que creemos que al final es lo que de verdad atrapa a la gente.
--Un podcast no es tan visual como sus episodios de ‘Crims’ en la televisión…
--En el podcast la imaginación tiene que quedar un poco reducida. Nuestras descripciones tienen que ser visuales para que la gente vea lo que le estamos contando. A mí una de las cosas que más ilusión me ha hecho fue un comentario que me hizo el presidente de la Once en Cataluña, que me dijo: “Tú sí pones luz a nuestra oscuridad, nos ayudas a ver lo que escuchamos”. Eso implica construir descripciones, hechos y secuencias que hagan que el oyente lo viva como si estuviese ahí. Y eso solo con audio requiere un equilibrio en las descripciones, porque si te quedas corto faltan elementos, pero si te pasas, aburres.
--Muchos de los casos que presentan han sido muy mediáticos. ¿Los medios de comunicación son su mayor competencia?
--Tenemos la suerte de no tener competencia. Nuestra competencia es que lo hagamos mal. La gente que nos conoce y nos descubre se queda con nosotros mucho tiempo porque nuestra manera de hacerlo no entra en competencia con los medios. No buscamos nunca exclusividad porque no podemos competir con la información diaria, ese es otro género y otro mundo. Es muy difícil hacer periodismo de sucesos, la gente que lo está haciendo lo hace bien, pero tienen un objetivo que es informar diariamente. Nosotros no. Contamos historias con la perspectiva que nos da el tiempo y la distancia que tenemos con esos hechos. Eso no compite prácticamente con nadie.
--¿Qué aportan diferente?
--Mucha gente ya conoce el caso del crimen del cachopo, pero probablemente vendrá a escucharlo porque quiere ver cómo se lo contamos nosotros. El cuento de caperucita o cualquier otro de esos cuentos clásicos los hemos escuchado miles de veces, pero cambia en función de quién te lo cuenta y cómo te lo cuenta. Ahí es donde nosotros queremos hacernos fuertes, en contar las historias de una manera distinta, profunda, con detalles, drama y thriller. Partimos del periodismo para acercarnos a la literatura y a la narrativa de verdad. Para mí el true crime es un género narrativo en sí mismo. En todos los medios cada día hay muchos crímenes, pero hay muy pocos que trasciendan. La manera de contarlos es lo que hace que tú te acuerdes de ese crimen.
--El podcast se titula ‘¿Por qué matamos?’. ¿Ha encontrado la respuesta a esta pregunta?
--Hay un forense que se llama Narcís Bardalet que siempre dice lo mismo: “¿Por qué matamos y por qué amamos?” Cada persona tiene sus circunstancias que influyen en esa acción. Hay mucha gente que mata por error, hay mucha gente que mata por ira, por no controlar y hay mucha gente que mata por maldad. Yo no me atrevo a dar veredicto, pero sí que creo que cada persona tiene sus circunstancias y cada crimen es distinto al otro. No hay comparación posible. La respuesta se la tiene que dar cada persona. Nosotros damos elementos neutrales dentro de esa historia para que, al final del capítulo, puedes intentar entender y buscar esa respuesta de por qué esa persona ha matado a otra. Nos gusta plantearnos esa pregunta para que entres en el relato desde un punto de vista un poquito más humano. Cuesta mucho entender por qué un humano mata a otro humano. Esa es una de las grandes preguntas de la historia. Si tuviésemos respuestas, probablemente evitaríamos muchos crímenes.