Markos Marín: “No hay que denostar el teatro de entretenimiento”
El intérprete se mete en la piel de un compañero de profesión mediocre que necesita ayuda para seguir adelante
6 marzo, 2023 00:00La natación, la interpretación, el teatro pueden ser desde profesiones a herramientas terapéuticas para salir adelante en momentos duros. La comedia también.
Markos Marín (Vitoria, 1974) se mete en la piel de un actor mediocre al que le ha dejado su mujer y se apunta a clases de natación en aguas abiertas. No lo pasará bien, aunque sí el público que, entre risas, se enfrentará a una serie de preguntas que le plantea esta obra de Adam Martín Skilton que empieza su gira por todo el país tras su estreno en el Teatro Rojas de Toledo.
El nadador de aguas abiertas
Marín tiene ganas de pasar por Cataluña, aquí tiene familia y espera que El nadador de aguas abiertas llegue este año a los escenarios de la autonomía. Junto a él está Adolfo Fernández, quien interpreta a Walrus; en un principio es el personaje fuerte, el coach, pero que lo descubra el espectador.
Crónica Directo habla con el actor vasco para saber más detalles sobre el montaje que dirige Fernando Bernués. Eso sí, evitando hacer destripes.
--Pregunta: ¿Cómo definiría esta obra? Suena a drama.
--Respuesta: No es un dramón, al revés. Tiene visos de tragedia, pero luego no lo es. Arranca como una tragedia personal y existencial, y luego es un viaje hacia la ilusión y hacia la aceptación.
--¿Y cómo definiría a su personaje? ¿Sería un perdedor de primeras o una persona a la que le ha ido mal la vida?
--Sería una persona que se ha autoimpuesto o le han impuesto una falta de confianza absoluta en sí misma y por lo tanto se ha condenado a que no le salgan las cosas bien. Es un perdedor, un loser. No porque no tenga capacidades, sino porque no le han enseñado que puede conseguir las cosas.
--Y encuentra ayuda en la natación. ¿Hace falta un 'coach' en la vida para recuperar esa confianza en uno?
--A veces cuando estás tan bloqueado y cuando la vida, como la natación en aguas abiertas, puede ser un paseo tranquilo o una sentencia de muerte, sí, necesitas un coach. La vida es muy dura. Si hiciéramos el paralelismo de enfrentarte al mar o enfrentarte a la vida, habrá gente que lo tenga muy fácil y gente para la que pasar cada año es un gran logro. Y sí, la verdad es que hace falta un coach, un terapeuta, un guía, alguien que nos enseñe a surfear las olas.
--¿Y en la actuación? Porque su personaje también es un actor mediocre o venido a menos. ¿Es también igual de difícil, de complicado, enfrentarse casi a aguas abiertas?
--Sí, es muy difícil porque realmente hay que despojarse del ego. Nadie quiere considerarse mediocre, pero todo el mundo piensa: "Yo ya con mi carrera, con mi currículum, yo debería estar haciendo no sé qué, ya me deberían reconocer por la calle", ese tipo de cosas. Si no ha llegado, ¿por qué es? Porque las circunstancias han cambiado o porque no soy lo que esperaba. Así que no es difícil meterse en ese lugar del actor mediocre. Me hacía mucha ilusión hacerlo, abordarlo. Me parecía un reto.
--Se ve poco, también, esa parte de los actores.
--Mira, los actores pensamos de nosotros mismos que somos actores cuando estamos trabajando. Esto es una catástrofe, una losa que tenemos que arrastrar. Porque cuando tú no estás con algún proyecto o preparando un proyecto o ensayando, y te preguntan qué eres, dices que eres actor con la boca pequeña. Y cuando dices que no estás en nada, es horrible. Es una cosa que nos pasa y no le pasa a un músico, a un albañil o a un ejecutivo. Porque uno tiene una profesión, la desarrolla, y nosotros parece que solo somos profesionales cuando estamos trabajando. Cuando además este trabajo requiere un aprendizaje constante, un reciclaje permanente, pero no sé por qué razón solo nos sentimos actores cuando estamos en activo.
--Luego está su compañero, su 'coach', Walrus, que también tiene un trauma familiar. ¿Cómo lo abordan?
--En el fondo todos tenemos traumas. Incluso el que te puede ayudar a ti en la vida, esa persona cercana que te va a dar un consejo y va a hacer que confrontes tu problema desde otro lugar, esa persona que te está ayudando también tiene problemas. En la vida también pasa. La función la podemos extrapolar a prácticamente todo el mundo, porque todos llevamos una coraza y en el fondo somos inseguros, y todos podemos ser ayudados por alguien que también tiene problemas. Y sí, el personaje de Walrus también tiene un trauma, pero claro, es un trauma que se tiene que descubrir, y es muy importante que se descubra durante la función. El mío arranca ya hablando de su vida, pero Walrus se tiene que descubrir y es parte del misterio.
--¿Qué podríamos contar de él, entonces?
--Es un personaje maravilloso, de una gran profundidad. Parece que no le pasa nada, y tiene un adentro que en el fondo… Digamos que ambos se van a ayudar y los dos se van a dar herramientas para curarse del daño que tienen.
--Para evitar hacer destripes, que está precavido, ¿el teatro también puede ayudar a curar ciertas heridas?
--Una de las virtudes más maravillosas que tiene el teatro es que no da las respuestas, plantea preguntas. Y como decía el maestro Jacques Lecoq, primero entretén. No hay que denostar el teatro de entretenimiento, porque tienes al público contigo, y cuando tienes su atención ya le puedes contar lo que quieras. Esta obra es muy entretenida, es bonita, es divertida, pero tiene una carga de profundidad que tiene que llegar a la gente. Señala a cada espectador para que se mire a sí mismo. Así que sí, el teatro sí que tiene una utilidad pública.