Fayna Bethencourt / MEDIASET

Fayna Bethencourt / MEDIASET

Famosos

El doloroso calvario de Fayna con el 'El Yoyas': “Cuanto más tiempo pasa menos tranquila estoy”

La canaria detalla los peores años de su vida junto a Carlos Navarro, fugado de la justicia desde hace meses y condenado por maltrato

22 febrero, 2023 11:01

Carlos Navarro sigue en busca y captura. Han pasado cerca de tres meses desde que el catalán debía ingresar en prisión para cumplir la pena de casi seis años de cárcel por ser el responsable de un delito de maltrato habitual, cuatro delitos de lesiones, un delito leve de amenazas y un delito leve de vejaciones. Y mientras su exesposa, Fayna Bethencourt trata de vivir su vida, con el miedo en el cuerpo.

La canaria apenas ha querido hacer declaraciones a la prensa. Ya advirtió en su día de cómo se encontraba y de lo extraño que le parecía que ella supiera de su paradero y la policía no hiciera nada. Parece que nada ha servido. Todo sigue igual y ahora, su testimonio contado en Risto Mejide ha conmocionado a mucho.

Gran Hermano

La exconcursante de GH reconoce que su relación no empezó con buen pie, ni tan sólo fue como todas. "Empezamos la relación al revés. Nosotros empezamos una convivencia y el hecho de haber empezado la relación en Gran Hermano nos condicionó mucho”, reconoce. Allí ya llegaron los primeros indicios de su carácter. De hecho, fue apartado del concurso y ella siempre lo defendió.

“El maltratador lo primero que hace es aislarte. En ese aislamiento yo conozco la parte más amable", lamenta. Claro que “el monstruo”, el verdadero yo de El Yoyas "no tardó en aparecer”. El primer caso que recuerda sucedió “en Madrid y en la calle”. “Al contestar una cosa, me apretó tanto la mano que se me saltaron las lágrimas. Lo primero que pensé es que espero que no lo haya visto nadie”, detalla. “Las agresiones más brutales fueron hacia el final de la relación", critica.

Aislada

De allí a la reclusión, fue sólo un paso. "Él me decía que el de la tele soy yo y yo di por sentado que yo me tenía que quedar en casa con mi hija. Hubo un momento en el que vivíamos en la montaña alejados y no me dejaba ir a la compra. Me decía que si le ponía los cuernos el Garrafo era muy grande. Dando a entender de que si te entierran, no te van a encontrar", prosigue.

Ya en las últimas veces todo fue a peor. Mandaba a sus hijos fuera y la violencia iba a más. Cuando eso pasaba, antes incluso de la agresión lo pasaba fatal. “El tema de las agresiones físicas ya no solo es el daño físico, sino el miedo que pasas”, asevera.

La peor agresión

La vez que dijo basta la recuerda perfectamente. Fue “una agresión física muy dura y brutal”, afirma con un nudo en la garganta. “En esa agresión en particular, me llega a tirar al suelo y me apretaba y me decía ‘te voy a matar’. Yo pensaba que me iba a morir”, detalla.

“Me dejó el cuerpo lleno de moratones”, concluye. Navarro sabía cómo hacerlo “siempre tenía cuidado de no marcarme la cara”. Lo más común es que le retorciera “el cuello y las extremidades”.

Mensaje a su hija

El punto de inflexión fue cuando El Yoyas fue a por su hija. "Cuando vi un mensaje horrible de índole sexual hacia mí, dije que se acabó. Mi hija tenía 10 años en aquel entonces y decidí que eso tenía que terminar", recuerda. “Me senté en comisaría, llamé al 016 y me derrumbé”, sentencia.

Ella se fue a Canarias con sus hijos, pudo rehacer su vida, pero su acosador continuaba al acecho. Le llegó a decir que fue a la isla y sabía que tenía otra pareja. “Dejé a los niños en casa de mis padres y fui a denunciar otra vez a la Guardia Civil, y mientras estaba en comisaría me llamó mi hija histérica diciendo que su padre estaba golpeando la puerta”, añade.

Molesta

Luego llegó el juicio, la condena a prisión y a la posterior fuga. En todo ese tiempo, las amenazas persistieron y Fayna ahora vive con la incertidumbre de no saber si su maltratador puede volver a por ella. “Cuanto más tiempo pasa menos tranquila estoy”, confiesa.

Allí mostró su indignación de nuevo, porque se siente indefensa. “Luego se gastan un montón de dinero en pancartas y publicidad... ¡Que se note a la hora de proteger!”, denuncia. Por eso, pide una actuación rápida y eficaz para acabar con este calvario. “¿Quién me dice que su condena no va a prescribir y va a coger un avión a Canarias?”, se pregunta. "Hay algo en mí que dice: 'puedo acabar así'. Eso es lo peor, que un día aparezca en el telediario", lamenta.