Juan Ibáñez (Trancas) y Damián Mollá (Barrancas) / EL HORMIGUERO

Juan Ibáñez (Trancas) y Damián Mollá (Barrancas) / EL HORMIGUERO

Famosos

Así se conocieron Trancas y Barrancas: "Uno era el guay de la clase y el otro, el marginado"

Juan Ibáñez y Damián Mollá son compañeros y amigos desde hace más de 21 años, cuando iban a la universidad

7 junio, 2022 11:39

Trancas y Barrancas son unos de los personajes más emblemáticos de la televisión en España. El Hormiguero ha conseguido que sus protagonistas sean unas marionetas que hablan, más que los propios invitados a veces. Pero, ¿qué se esconde detrás de las hormigas? Juan Ibáñez y Damián Mollá han concedido una entrevista a El Mundo en la que explican cómo compaginan ser amigos y compañeros.

"Llevamos 21 años juntos. Nos conocimos en la facultad: Juan era el guay de la clase, el popular, y yo era el marginado taciturno. La gente le decía a Juan que yo era 'misterioso', pero conmigo no hablaban... Se lo decían a él", comenta Damián entre risas. Su amigo, por su parte, reconoce que veía a su amigo "más tímido". 

La curiosa historia de su amistad

Pero la forma en la que realmente se conocieron es de lo más desternillante, como el dúo que después han formado. Juan explica que siempre veía a Damián dibujando y que un día se acercó para preguntarle qué hacía: "Él me dijo: 'He hecho un cómic, ¡te lo vendo por tres euros!', y se lo compré al gilipollas, era de Robin Hood, de coña... Y así empezamos a ser amigos". 

Y así empezaron 21 años llenos de amistad y proyectos compartidos: primero haciendo viñetas para periódicos universitarios, después con un programa de radio en la facultad e incluso hicieron una banda. "Tenemos incluso un disco, que puedes encontrar en Spotify. El grupo se llama El hombre linterna y fue una idea de mi hermano, el Hombre de negro, que quería que hiciéramos una banda versionando canciones de dibujos animados", explica Juan.

Su proyecto más duradero

Sin embargo, su proyecto en común más significativo es ser Trancas y Barrancas en El Hormiguero, una idea que aceptaron desde el primer segundo: "Fue ponérnoslas y decir 'Dios, ¡esto va a ir genial!'. Estaba clarísimo". Y ahí siguen después de todos estos años, con una parte planificada y otra de improvisación. 

"La parte del invitado, las secciones, están preparadas, pero el resto es a jugar, que es lo que mola... Obviamente, la hemos cagado alguna vez en esa improvisación, pero la gente nos perdona mucho, porque ellos saben que el código en el que jugamos es de riesgo máximo", explica Damián.