Susi Caramelo (L'Hospitalet de Llobregat, 1980) regresa con toda su desfachatez habitual a la alfombra roja y esta vez lo hace acompañada de grandes nombres del panorama español, como Carmen Maura e Isabel Coixet, entre otras.
La cómica estrena este 15 de febrero Rojo Caramelo, en Movistar+. La plataforma vuelve a confiar en ella pese a sus salidas de tono o, tal vez, precisamente por ello.
De viaje
Este 12 de febrero ya estuvo en los Goya e hizo de las suyas, y amenaza con hacer lo propio en Los Angeles, porque piensa ir a la gala de los Oscar. Todavía no sabe ni qué va a hacer, confiesa.
Algo más calmada ahora que también hará entrevistas, la humorista habla con Crónica Directo acerca de este nuevo proyecto.
--Pregunta: Se acaban de conocer los nominados a los Óscar y usted va a asistir a la gala. ¿Qué espera? ¿Qué va a hacer allí?
--Respuesta: No tengo ni idea, porque voy a ir un poco a lo loco. Me han dicho que en los Óscar hay primera, segunda y tercera base y esta última es donde ponen a los nuevos, a los mindundis, porque para pasar a la primera debes pasar años ahí. Yo voy a intentar colarme a primera base, si puedo, pero va a ser muy difícil. Yo confío en mi gracejo natural, a ver si algún actor me coge del bracito y me lleva para adelante, al menos, para pasar a segunda. Yo recuerdo un año que Santi Millán, cuando trabajaba en la tele catalana, se coló en los Óscar con una tarjeta del Caprabo.
--¿Algún actor o actriz al que le gustaría agarrar del brazo?
--Brad Pitt, sé que es un topicazo. Y bueno, también me gusta mucho el marido de Elsa Pataky. Es que me gustan muchos actores a mí: Will Smith, Timothée Chalamet.
--Y además de los Óscars, ¿qué va a ver el espectador en esta nueva aventura de Susi?
--Me vais a ver en mi faceta más entrevistadora, porque normalmente me veis en los photocalls, que siempre vas con prisas, es un desparrame en el que vas como pollo sin cabeza porque, de repente, te vienen cuatro actores a la vez y tienes que pillarlos a todos. Aquí, en cambio, me vais a ver entrevistando de forma más tranquila, porque en cada programa tengo un artista invitado. Tengo mucha pena porque están saliendo entrevistas chulísimas y como el programa tiene un tiempo limitado se quedan muy cortitas. Pero es eso, hay entrevistas más tranquilas en las que estoy con el invitado. Hay un monólogo de inicio, que no es el típico de late night, sino que lo hacemos en movimiento, en distintos escenarios y está curioso.
--¿Cómo convenció a estos artistas? ¿Fue también por su gracejo natural?
--Sí, y por el equipo de producción (ríe). Pero sí, muchas veces tiras de contactos. Cuando me interesa alguien mucho intento conseguir el teléfono y llamarles yo directamente, como con Carmen Maura, que me encanta. Otros los consigue el equipo de producción en base a otros perfiles, porque cada artista que viene tiene que ver con un evento, cinco nos dicen que no y nos quedamos con el plan Z (ríe). No, la verdad es que estamos teniendo mucha suerte y nos dicen que sí, gente que pensé que no iban a venir, porque son entrevistas que no se pagan. Están siendo supergenerosos porque vienen artistas muy punteros.
--Ha hablado de Carmen Maura, viene Isabel Coixet, Antonia Dell’Atte…
--¡Antonia Dell’Atte! Que menudo entrevistón, ¿eh? Es una supermujer. Cuando entró en la habitación del hotel donde hacíamos la entrevista embriagó toda la habitación, primero con el perfume y luego con su presencia. A mí me impresionó bastante en el tú a tú.
--¿En qué marco aparece Antonia Dell’Atte?
--Para el carnaval de Venecia, porque ella lo ha vivido, sabe mogollón y me ha explicado muchas cosas. No me preguntes el qué, porque no retengo (sonríe).
--¿Y ya sabe de qué se va a disfrazar?
--Pues no lo sé. Hoy he estado con la estilista y tenemos que ver, porque todavía no hemos elegido. A mí me gustaría ir un poco Helena Bonham Carter, como de prostituta de la revolución francesa, que no tiene nada que ver con Venecia, pero yo me veo así.
--¿Nos puede avanzar algún nombre más?
--No me dejan, pero son unas entrevistas chulísimas.
--¿Da miedo ponerse a hacer entrevistas?
--Como soy una descerebrada, si tuviera miedo no me habría puesto en la alfombra roja a hacer preguntas sin ser periodista. Lo llevo todo con mucha naturalidad. Tengo una cosa muy buena que es que no me impresiona casi nadie, no por desmerecerlos, sino porque creo que nadie es más que nadie. Me muevo siempre desde ese punto de igualdad. Igual ellos no me ven así, yo sí a ellos y creo que eso es una baza a mi favor. Con Carmen Maura, sí he estado un poco impresionada, pero porque la respeto mucho, me gusta, me interesa y me parece un mujerón.
--Y con este nuevo formato, ¿cree que puedes arrebatarle el puesto que dejó vacante Buenafuente?
--Yo no creo que tenga que arrebatarle el puesto a nadie, cada uno tiene su camino. He de pensar en mí y ya. Cuando te enfocas en los demás pierdes el foco. Uno ha de preocuparse de hacer bien su trabajo. Esto para mí no es una competición. Yo de momento estoy superagradecida a Movistar que me ha dado este programa, vuelvo a las alfombras, que me encantan, me llevan a Estados Unidos a hacer los Oscar, que me parece la hostia. Y yo voy poquito a poco, con paso firme, de momento no me falta trabajo y en el hueco que pongan lo quieran.
--¿Se esperaba llegar hasta aquí, hasta los Oscars mismo desde L’Hospitalet?
--Desde que empecé con la comedia lo tuve bastante claro. Sabía que iba a ser un camino largo y siempre tuve mucha seguridad y he confiado mucho en que algo así me podía pasar. Cuando empiezas en esto o confías en ti y le pones las ganas o no tienes a nadie que lo haga por ti. Un amigo me dijo: la mayoría de gente se queda por el camino, los que llegan suelen ser los que persisten. Y es verdad. Hay gente muy buena que luego no alcanza el objetivo previsto. La típica tontería que dicen que has de pensar que te va a pasar y no que lo vas a conseguir me ha pasado de forma natural. Así que si te digo que nunca me lo había imaginado te mentiría. Le he echado muchas narices, he confiado siempre mucho y he tenido una familia que no me ha desmotivado, porque hay gente que la pobre no acompaña. Hay veces que cuando uno le dice a sus padres que deja de estudiar porque quiere ser artista tiene un problema, en mi caso, me han apoyado desde el principio.
--Y el resultado es evidente y más en un terreno en el que las mujeres tienen menos visibilidad y aún se las acusa de hacer humor sólo de la regla y “cosas de chicas”. ¿Cree que es una prueba más de que eso no es así?
--A mí ya me cansa mucho este tema. No creo que debamos estar siempre con esto. El hecho de que me lo pregunten no nos deja avanzar. No tengo que demostrarle nada a nadie, es un tema que nunca me ha limitado, nunca he pensado que lo iba a tener más difícil por ser mujer y ni siquiera me lo he llegado a plantear nunca. A mi ese pensamiento no me ha limitado.
--¿Siempre ha sido así de lanzada y desvergonzada?
--¡Qué va! Hasta los 14 años era timidísima, nivel casi enfermizo. No sé en qué momento me giró la personalidad. Creo que cuando entré en el instituto, que empecé a espabilar, me junté con gente más macarra y se me pasó la vergüenza de golpe.
--¿Y es una imagen o esa es su actitud en la vida?
--Me gustaría decirte que sí, pero que va. Soy una estresada.
--¿Qué planes tiene más allá del programa?
--Me gustaría seguir muchos años trabajando, poder comprarme una casa para mí y salir de esta buhardilla en la que vivo, que es la misma en la que estoy desde que llegué a Madrid. Mi siguiente paso es encontrar una casa nueva a la que irme, pero no tengo ni tiempo de buscar. Necesito parar un poco durante un tiempo, porque estos últimos dos años apenas tengo vida social. Me gustaría hacer un parón tras este programa y escribir un nuevo show para volver al teatro, que es lo mío.
--¿Considera que ese es su terreno?
--Sí. A mi me gusta mucho el stand-up, es de donde salgo y lo tengo un poco apartado estos años. Y cuando tengo un descanso lo que menos me apetece es hacer reír, porque necesito vivir. Además, con el parón del Covid me relajé un poco. Pero tras el programa, me gustaría parar un mes y medio, dos y en septiembre regresar al teatro.
--Decía que vive en una buhardilla, todavía. ¿La fama no da ni para cambiarse de piso?
--Sí da. Claro que da (ríe). Lo que pasa que estoy ahorrando. Me podría ir ya, pero quiero buscar bien. Luego, yo soy catalana, me cuesta soltar la pasta. Yo he sido muy pobre y el día que invierta mi dinero tiene que ser en algo que me apetezca mucho. Además, al ser muy indecisa me cuesta dar el paso y quiero tener el tiempo para buscar el piso. Y, por qué no decirlo, porque la vecina de aquí al lado me facilita mucho las cosas con el perro cuando me voy de viaje.