Gessamí Boada (Mataró, 1989) es una cantante y compositora que tiene la sensibilidad a flor de piel. Con dos discos en el mercado, White Flowers y On començo jo, la artista fusiona estilos como el jazz y el indie en unas letras profundas y reflexivas.
Tras algunos contratiempos por la pandemia, Boada continúa la gira de su segundo álbum con vistas ya en su tercer trabajo, en el quiere volver a sus orígenes. La cantante nos explica lo que se esconde detrás de su último álbum y reflexiona sobre la música en catalán en una conversación con Crónica Directo.
--Pregunta: ¿Qué historia quería contar en este último álbum, On començo jo?
--Respuesta: Más que una historia, quería crear un nuevo universo sonoro y encontrar un lenguaje distinto al primero. Hemos trabajado mucho la producción; de hecho, hemos pasado muy poco por el estudio, está casi todo hecho con ordenador y un micro. Hemos jugado mucho con sonidos diferentes, incluso con autotune, que yo nunca había experimentado.
--¿En qué se diferencia de su primer disco?
--El primero lo grabé con los músicos en el estudio en directo y después añadimos algunos instrumentos y los coros. El segundo disco está todo producido con sonidos electrónicos y samplers, además de que no hay ninguna batería real, sino que lo grabamos todo con el ordenador. Es un poco más cañero, dentro de que mi estilo es bastante tranquilo. Es una mezcla entre lo orgánico y lo electrónico.
--En cuanto a la letra de las canciones, son profundas e introspectivas. ¿En qué se ha inspirado?
--Son muchas reflexiones internas y de relacionarse con el otro, de buscar la empatía. Son cosas que siento por dentro y necesito sacarlas hacia afuera. Es mi forma de expresarme, como una terapia. Mis letras invitan al oyente a reflexionar, que no se quede en blanco, sino que les remueva algo por dentro.
--Resulta curioso que el título del disco, On començo jo, sea la última canción del álbum.
--Sí, de hecho, es la canción que la gente ha recibido mejor y que ha hecho más suya porque cada uno la ha interpretado a su manera. Mi madre, cuando la escuchó, se pensaba que iba sobre cómo los hijos piden espacio e independencia a los padres. Pero yo la escribía en el sentido de la pareja, de que cada uno tiene su vida y de poner límites. La puse al final por eso, porque haces todo el viaje y al final te encuentras a ti misma.
--¿El doble single, Silenci, queda’t amb mi y Em rendeixo a tu, forma parte de un nuevo álbum?
--Yo creo que no. Esto fue un experimento que me apeteció hacer en su día. Son dos canciones que hablan de la muerte, de la vida y de las contradicciones a raíz de todo lo que estábamos viviendo de la pandemia. Me parece bonito que se queden como un pack en solitario y luego ya sacaré el disco. Creo que cada canción tiene su momento y hay que sacarla a la luz cuando te apetezca.
--¿Qué nos puede adelantar del próximo trabajo?
--Ya estoy empezando a trabajar en el tercer disco y creo que será un poco más tranquilito, muy íntimo y con muchas canciones en catalán. Quiero hablar más de relaciones sanas; no tanto de salud mental pero sí de buscar esa vulnerabilidad que normalmente no nos permitimos sentir.
--En su último disco, tiene canciones en catalán, castellano, inglés…
--Yo pienso en estos idiomas. Estudié traducción en la universidad y me he relacionado mucho en inglés y escucho mucha música en este idioma. Al final me sale muy natural cantarlo. Por otra parte, el catalán es mi idioma materno. Al principio sí me costaba mucho escribir en catalán porque prefería alejarme de mis raíces. Pero cada vez estoy más cómoda y barro más para casa.
--¿Cómo cree que está el panorama actual para la música en catalán?
--Hace diez años ni me planteaba hacer música en catalán porque no tenía referentes y había muy pocos estilos en este idioma. Había música, pero era muy parecida entre sí. Ahora puedes escuchar cualquier tipo de música en catalán: pop-rock, trap, rap... Yo creo que el catalán vive un buen momento a nivel musical. Ahora hay muchos más artistas y eso motiva a expresarte en ese idioma, que además suena súper bonito. De hecho, yo encuentro que es una lengua preciosa, muy dulce y agradable de escuchar.
--Pero también hay una parte negativa…
--Claro, esto también nos limita porque, desgraciadamente, no sé si estamos preparados para exportar el catalán a otros sitios. Pero hay esperanza, porque ahora, por ejemplo, con Eurovisión, que han propuesto una canción en gallego, hace que piense “ojalá esto sea una oportunidad para que se pueda escuchar música en otros idiomas que no sea el castellano”. Rosalía, por ejemplo, ha hecho un trabajo con el catalán espectacular: lo está poniendo de moda a nivel mundial.
--¿Le gustaría colaborar con ella?
--Me encantaría. De hecho, yo la conozco porque estudiamos juntas en la ESMUC, somos de la misma promoción. Cuando la conocí ya dije “esta chica se va a hacer famosa” y así ha sido, pero no me esperaba esto, la verdad [ríe]. Me alegro mucho por ella y me dan mucha rabia los haters que la critican por solamente haber hecho lo que le ha dado la gana. Al final, ha construido un imperio.
--Pero ha colaborado con muchas otras artistas en su último álbum. ¿Cómo ha sido trabajar con Judit Neddermann o Elena Gadel?
--A mí me encanta colaborar con otros músicos y cantantes, es algo que me llena muchísimo. Un cantante solo está bien pero cuando se juntan dos se forma algo espectacular. He tenido mucha suerte de toda la gente que me he encontrado por el camino. De hecho, siento que entre las mujeres hemos creado una muy buena red de apoyo en la que no hay competencia y nos alegramos de que las cosas le vayan bien a la otra. Hay mucho equipo.
--Este domingo ha actuado en el teatro Atrium de Viladecans, pero ya presentó su disco el año pasado. ¿Vuelve a empezar ahora una nueva gira de conciertos o es la continuación de la misma?
--Aún estoy con la gira del segundo disco porque entre que empezamos tarde a hacer conciertos y han habido muchas restricciones… Estamos intentando alargarla lo máximo posible. Hoy en día parece que los discos duran un año, pero yo creo que hay que hacerlos degustar bien. Prefiero aprovechar la tirada del disco y saborearlo más.
--Es cierto que ahora la música se consume de una manera mucho más rápida. ¿Cómo se encuentra usted en este panorama actual?
--Yo me siento muy cómoda haciendo discos, aunque solo he hecho dos. Pero a mí me gusta mucho que haya un concepto, algo más global que te permita expresar muchas más cosas que no un single aislado que no se conecta con nada. Me gusta que las canciones tengan el mismo universo. Creo que un artista se puede expresar mucho mejor con un disco que no con un single.
--¿Diría que eso es algo definitorio de su estilo?
--Sí, además tengo la sensación de que la gente se olvida de los singles bastante rápido y a los tres meses los fans ya quieren otro. Realmente eso supone un gran trabajo porque, aunque no lo parezca, hacer una canción tiene mucho esfuerzo detrás, al igual que hacer un disco. Hay que disfrutar más las cosas.
--¿Cómo se siente más cómoda, cantando sola o arropada por tu banda?
A mí me gusta todo porque subirme a un escenario es lo que más disfruto del mundo. De hecho, durante la pandemia, los meses que no podíamos tocar, estaba que me subía por las paredes, porque los músicos necesitamos estar en contacto con el público; hacer conciertos online era un poco deprimente. Actuar yo sola es un formato más cercano en el que estoy muy a gusto charlando con el público y explicando mis cosas, cosa que me permite también ser muy libre, porque puedo hacer lo que quiera. Pero con la banda es un directo muy potente porque me acompañan dos músicos muy buenos y de mucha calidad.