Tamara Gorro está atravesando uno de los peores momentos de su vida. Empezó el año anunciando su separación de Ezequiel Garay y, desde entonces, la influencer se ha tomado un tiempo para desconectar y centrarse en su recuperación. Sin embargo, la joven se ha visto obligada en hacer una aparición telefónica en televisión.
Lo hizo ayer por la tarde en Viva la vida, el espacio de los fines de semana de Telecinco presentado, esta vez, por Sandra Barneda ante la ausencia de Emma García. El programa contó con un testimonio cercano a la familia que confirmaba tener las razones de la ruptura de la pareja.
El motivo de la separación
Al parecer, el matrimonio no tenía mucha vida social y él tenía costumbres que a ella no le gustaban: "Todo lo que muestran en Instagram es mentira. Ella le llama para hacer un vídeo, graban un minuto y él se vuelve a ir. Ezequiel no trabaja y hace cosas como jugar a la Play, estar con la tele hasta las tantas...".
Unas afirmaciones que han herido gravemente a Gorro y que ha querido desmentir ella misma con una llamada al programa: "Respeto vuestro trabajo cien por cien y el de todos los colaboradores. Nunca os voy a culpar de nada, porque sé cómo funciona este mundo. Pero lo que ha contado esa persona que ha entrado es mentira".
Pide respeto para ambos
Con todo, ha tenido unas palabras de cariño a su exmarido: "Ezequiel es excepcional. Somos familiares. En mi casa viven mi marido, mis hijos, mis amigos, mi familia, mis suegros y yo". Pero, por encima de todo, ha pedido respeto por ella misma, ya que recuerda a los espectadores que está "enferma" y que se quiere cuidar: "Lo pido por favor a la gentuza que se quiere subir al carro".
Justo después de su intervención en Telecinco, la influencer ha subido unas historias en su perfil de Instagram en los que seguía reiterando el mismo mensaje entre lágrimas: "La gente que se está subiendo al carro y mintiendo y dejando a Ezequiel mal, no lo puedo tolerar. No puedo más, estoy enferma y me está costando mucho todo". Una desesperada petición para poder sobrellevar su separación de la mejor manera posible.