La trágica muerte de Verónica Forqué, a los 66 años de edad, ha conmocionado al mundo de la cultura española. Este lunes 13 de diciembre, la actriz con cuatro premios Goya en su palmarés, decidía quitarse la vida en su domicilio, víctima de una profunda depresión que estaba atravesando: su cuerpo sin vida era hallado en su piso de Madrid por su asistente, quien tras dar aviso a una vecina de lo que acababa de presenciar, alertó al SUMMA.
La autopsia practicada en el Instituto Anatómico Forense de Madrid ha revelado que el óbito de la actriz estuvo causado por una asfixia mecánica. A pesar de que Forqué ya había hablado en numerosas ocasiones del problema de salud mental que sufría, e incluso de las ocasiones en las que había pensado poner fin a su vida, muchos de sus pilares vitales la estaban abandonando.
Recopilatorio de imágenes de la vida de Verónica Forqué /EFE
Un período complicado
Verónica había intentado salir a flote tras la muerte de su hermano Álvaro, quien falleció en 2014. Meses después, también perdía a su madre. Un proceso de duelo que ha llevado arrastrando y que intentó suplir con el cariño de su hija, el arrope de todos los que la querían y la llegada de su perrita Nena, a su vida.
Por si fuera poco, ese mismo año, la cineasta decidiría separarse de su marido: "Después de 35 años me di cuenta de que no estaba enamorada, eso fue durísimo”, declaró en Sábado Deluxe. Tras este cúmulo de circunstancia, confesaba haber encontrado en la marihuana una vía de escape: "No quiero hacer apología de la marihuana ni lanzarle a la gente la idea de que fumar está bien, pero hacerlo para mí es como estar con esos seres que quiero que ya no están, mis padres, mi hermano, los amigos de mi generación ", revelaba.
Un paso al lado
Si bien, en 2020, la vida le deparaba un nuevo mazazo. Forqué decía adiós a su gran amiga, Rosa María Sarda, con quien meses antes, había terminado de grabar Salir del ropero. Una comedia que habla de la homosexualidad femenina, pasados los 60 años.
Con todo, la actriz intentaba seguir haciendo su vida, sufriendo en silencio, a la vez que ponía la mejor de las sonrisas. Su paso por Masterchef evidencia el mal momento que estaba pasando y por el cual al final, decidió apartarse por voluntad propia: “Yo no soy de tirar la toalla, pero esta vez hay que ser humilde y decir no puedo más”. Hoy, por muchos estas palabras han sido consideradas su último aviso.