Rebeca Jiménez Moreno (Sabadell, 1975), más conocida como Rebeka Brown, es uno de los referentes de la música electrónica española. En activo desde 1998, regresa con un concepto poco visto por estos lares, una serie de conciertos en acústico con el que reversiona los mayores éxitos de su carrera.
Tras una primera actuación en Miami Platja (Tarragona), este 4 de noviembre arrasó con la presentación especial de sus Acoustic sessions en la sala Luz de Gas de Barcelona, con el que da el pistoletazo de salida a la gira que abre una nueva etapa en su carrera musical.
Nueva era
La cantante retoma de nuevo sus inicios teatrales para ofrecer un formato más íntimo a sus seguidores que podrán escuchar éxitos como Millenium, Don’t Let This Moment End, o Real Things de otra manera.
Tras entrar en el Libro Guiness de los récords por reunir a 12.000 personas en una sesión suya en Privilege (Ibiza) y actuar alrededor del mundo con su gira de Discodramah, siente que ya ha “tocado techo en el mundo del club”, por eso se reinventa.
--Pregunta: ¿De dónde sale esta idea de hacer un acústico?
--Respuesta: De mis inquietudes como artista. Necesito explorar otros caminos. Toca moverme en otra frecuencia. Siento que he tocado techo en el club y necesito hacer otros proyectos. Hicimos un primer acústico en formato reducido en la sala Luz de Gas y tenemos pensado ya otro espectáculo similar, pero para grandes teatros.
--¿O sea que lo de Luz Gas fue una píldora?
--Sí. Esto lo empezamos en el polideportivo Miami Platja, y Barcelona es la presentación oficial de otros que se realizarán próximamente en Valencia, Mallorca, Londres y otros lugares aún por anunciar.
--¿Qué se encuentra el pública en esta nueva etapa y formato?
--Es un recopilatorio de mis grandes éxitos, otros menos conocidos, así como versiones de temas de otros artistas de música house y dance que me han marcado. Verán una Rebeka más íntima, más cercana. Tampoco es una guitarrita y yo cantando, seguramente acabe bailando si viene. Y le ofrezco otros registros que igual no conocen.
--¿Cuáles son?
--El club es pura energía y quedas supeditado a ofrecer animación. Aquí me quiero permitir pasar por otros caminos, escuchar y disfrutar de la música y melodía en estado puro, interactuar con el público y hacerles alguna confesión para conectar de otra manera y con otros recursos.
--¿Pero seguirá siendo música electrónica?
--Lo he mantenido acústico. No he querido trabajar secuencias, sino mantener la pureza de un piano, una guitarra, un chelo… no tenemos batería, pero algunos temas movidos sí tienen una pequeña base. Aun así, no son versiones down tempo. He roto los temas, algunos los he hecho incluso balada, no muy clásica, y otros estilos.
--¿Qué estilo o qué música le hizo llegar a la música?
--Nunca fue algo pensado. Mi carrera se dio de forma natural. Desde los 5 años cantaba, mi madre me puso a estudiar piano, estuve 8 años en el Liceo y escuchaba un poco de todo. Después fui a la escuela de arte dramático para dedicarme al musical. Y a los 16 años empecé a salir y ver esos DJs que pinchaban en vinilo, en directo… Y me animé. En fiestas empecé a practicar mientras hacía teatro. Me llamaban para hacer temas que escribía en inglés.
--¿Por qué?
--No sé, nació así. Me encanta la música española, pero soy muy de la cultura anglosajona. Pero retomando, en 1998 me estrené en La terraza del Poble Espanyol. Allí me bauticé como Rebeka Brown y me animé a cantar. Seguía dedicándome al teatro y pinchando en mis ratos libres hasta que firmé por Matinée y allí decidí tirar por el club porque era algo nuevo. Empecé a tener mis temas propios y sonar en radio… Todo de forma muy natural.
--Como bien dice, en los inicios los DJs aparecieron casi como dioses de la pista. Elevados en medio de las salas, casi intocables. Pero la mayoría eran hombres. ¿Se te hizo difícil hacerte un hueco?
--Sí, cuando empecé eran todo hombres. Pero yo me adapto y me siento cómoda en este ambiente por lo que nunca me sentí mal. Lo que sí vi son muchos egos y este tipo de cosas, pero a mí lo que me llenaba era cantar y lo compaginé. Al principio, les resultaba curioso, pero yo necesitaba bajar con la gente, conectar con ella y cantar. En ese aspecto era única.
--No existía ese registro.
--Es que estaba todo por hacer. No se había visto nunca lo de bajar a cantar. Igual los MCs norteamericanos o el house garage británico. No había muchas mujeres donde espejarme en este ámbito, así que me fijaba en otras de diferentes estilos. Hice mi propio camino.
--¿En quién se fijaba?
--En las grandes divas, sobre todo de las grandes divas de la música negra como Donna Summer, Whitney Houston, Michael Jackson, Chaka Khan y otras figuras del jazz, el soul, el funky… también figuras del indie como Kate Bush. Además, me encantaba la música lírica, que además es lo que estudié porque me dijeron que tenía aptitudes muy buenas para ser cantante de ópera.
--¿Y cree que ha quedado escuela?
--Sí soy consciente de que hay algo. Ahora, por aquel entonces no era algo consciente y premeditado como si estuviera marketizando, como ahora que el marketing piensa todo, hacia dónde ir y qué se quiere conseguir.
--Ha hablado que cuando empezó había mucho por hacer. ¿Cómo ha vivido la evolución de la música electrónica?
--Yo he pasado por varias décadas y he tenido que transformarme y ha estado bien. De empezar con un house muy purista, parecido al disco, he pasado por el progresivo, el EDM… me adapté. Esa fue mi clave para poder actuar en todo tipo de pistas y estilos y ha sido la llave del éxito. Luego ha venido el mundo del reguetón. Todo es respetable, pero yo no conecto nada. Ha cogido mucho peso de tanto adaptarnos y abrir campo. Podría adaptarme, pero no es lo mío y noté una desconexión y pensé que no iba a pasar. Cierto que Juan Magán se ha adaptado y lo hace perfectamente. Sí noto que tras la pandemia hay un resurgir del house y se empieza a reciclar todo y me alegra.
--¿Cree que en algún momento se menospreció la electrónica comparada con el pop, sobre todo, cuando se empezó a asociar esta música con la noche y las drogas?
--Es cierto que yo por ejemplo los medios nunca las usé. Sólo las radios, porque había radios especializadas y me ayudaron mucho. Ahora ya no, las radios se mueven por otro ámbito son más mainstream, no es un donde más estoy. Lo cierto es que había un submundo, el de la noche. Ahora se juntó un poco. En este sentido, David Guetta hizo mucho por unir gente del pop con la electrónica. Luego, sí, la noche estuvo mal vista por ciertas tendencias de alguna gente. Pero el mundo de la droga está en todos los ámbitos. Ahora ya no se relaciona tanto.
--Regresando a la actualidad y a su nuevo formato de espectáculo. ¿Tiene que ver con echar de menos sus inicios en el teatro?
--Sí. Ahora me siento limitada con el mundo del club. Incluso en mis mejores momentos hice una fusión como Discodramah, con Rafa Méndez, que fue algo inaudito. Llevé el concepto del concierto a otro nivel. Estuve dos años con este formato y por diferentes escenarios. Sin financiación, por eso, no es fácil, porque éramos un equipo de 20 personas. Estoy muy orgullosa de lo que conseguimos. Hace cuatro años, sentí la necesidad de pisar las tablas y estuve en The Hole. Pero el teatro es muy sacrificado, es una profesión muy mal pagada para el esfuerzo y sacrificio que es. Pero bueno, este nuevo formato no es del todo lo que busco, es sólo una antesala de lo que realmente voy a hacer. Las Acoustic sessions son un laboratorio.
--¿Cuesta vender este cambio?
--No. De hecho, está cogiendo vida más rápido de lo que me esperaba. Sigo cerrando bolos como DJs pero empieza a coger fuerza. Me contratan para eventos de todo tipo porque se puede adaptar a muchos sitios, puedo poner la patita en festivales que antes era impensable.
--¿Por qué hizo mucho daño la pandemia?
--El mundo de la noche y salas de conciertos y discotecas es de los que más ha sufrido. Es digno de admiración los que han podido sostenerse. Por eso, creo que hay ya un boom. Luego el suflé bajará, pero ahora la gente necesita descomprimir.
--Por último, ¿cuándo sintió que llegó al éxito y si al tocar techo, como dijo, cuesta bajar?
--Primero deberíamos definir qué se entiende por éxito. Para mí, es poder vivir de lo que más te gusta, siempre. Lo cierto es que no todo es ascendente, sino subidas y bajadas que son más que necesarias. Cuando asciendes no tienes tiempo de muchas cosas y, al bajar, de las crisis, vuelves a tu esencia. O caes en una depresión o lo aprovechas. Ahora siento que hago las cosas como en mi origen. Sin pensar lo que haces con la cabeza, sólo haces. Además, se han generado unas sinergias que no se plantearon antes y hace brotar muchas cosas.