Iñaki Urdangarín y la Infanta Cristina cumplían el pasado 4 de octubre 24 años de casados. Una celebración que coincidiendo con el tercer grado del cual disfruta el exjugador de balonmano, todo hacía presagiar que la pareja se iba a reencontrar este fin de semana después de dos años sin celebrarlo. Pero, nada más lejos de la realidad.
Cristina de Borbón continúa en Ginebra, mientras que su marido disfruta de unos días de permiso en compañía de su familia. Una realidad que da pábulo a los constantes rumores de divorcio que planean sobre la pareja.
Tú a Vitoria y yo a Ginebra
Así las cosas, el que fuera duque de Palma, ha sido sorprendido este fin de semana por las calles de Vitoria Gasteiz, en compañía de su madre, Claire Liebaert. Muy abrigados, madre e hijo han caminado agarrados del brazo por las calles de la capital alavesa después de que Iñaki haya pasado estos casi últimos tres años en la prisión de Brieva (Ávila).
Fue el 4 de octubre de 1997 cuando la hija de los Reyes Eméritos y el por entonces jugador de balonmano del Barça protagonizaban una boda de ensueño en la Ciudad Condal. De esa unión, aparentemente ejemplar de infanta y deportista de élite, nacieron Juan, Pablo, Miguel e Irene, cuatro retoños de sangre azul que viven afincados en la ciudad suiza junto a su madre.
Un deportista de élite y una infanta
Sin embargo, el retrato de familia modélica saltaría por los aires desde que saliera a la luz la implicación del otrora duque en el caso Nóos. A fecha de hoy, Urdangarín cumple condena en la prisión abulense por delitos fiscales, tráfico de influencias, prevaricación, fraude y malversación.
A todo ello, una infidelidad probada a través de unos correos electrónicos por parte del exazulgrana con la mujer de uno de las testigos a su enlace, terminaron de vapulear la imagen de la hermana de Felipe VI. El duque empalmado, era su alias.