Salma Hayek está embarca en uno de los rodajes más polémicos de la temporada, House of Gucci, de Ridley Scott. Una película que narra el asesinato del famoso diseñador y que protagonizan Lady Gaga y Adam Driver.

La actriz ha podido incorporarse al trabajo después de pasarlo muy mal por culpa del Covid. Contagiada a los inicios de la pandemia, en marzo de 2020, su estado de salud y la falta de información hizo temer lo peor.

Encerrada

Durante la enfermedad se encerró en una habitación de su casa de Londres, aislada de su marido, François-Henri Pinault, y la hija de ambos, Valentina Paloma, de 13 años. Pero lo peor fueron sus síntomas.

Las siete semanas en las que padeció el virus estuvo en estado crítico, hasta el punto de que estuvo conectaba a una bombona de oxígeno por sus dificultades para respirar. Ella temió lo peor.

Al borde de la muerte

La mexicana recuerda que el médico le “suplicó que fuera al hospital porque estaba muy mal”, pero se negó: “Dije ‘no, gracias, prefiero morirme en casa’”. Sus peores presagios, afortunadamente, no se cumplieron.

La recuperación tampoco ha sido fácil, ha durado meses, pero en este tiempo no ha dejado de trabajar. Los ensayos para la citada película los hizo por Zoom, “pero solo podía hacer algunos porque me cansaba mucho”, admite. A día de hoy, asegura que nota que no está al 100%, siente que no tiene la energía de antes del contagio, aún así sigue adelante.