A sus 44 años, Cayetano Rivera ha dejado atrás su vida como torero profesional. El hijo de Paquirri ha colgado el capote para volar alto. Y es que el otrora diestro y modelo, se ha puesto a estudiar para ser piloto de avión.
Una noticia que ha dado él mismo en una entrevista para el canal taurino TauroTV y a través de una publicación en Instagram. En ambas, Cayetano posa ante las cámaras sentado en un simulador de vuelo.
Piloto de avión privado
"Me estoy sacando la PPL, que es la licencia para piloto privado", ha confesado el marido de Eva González. De hecho, a lo largo del vídeo también se le puede ver en el aula tomando apuntes. Una situación que recuerda mucho a la que ya vimos en otoño del 2020, cuando acudía a la famosa autoescuela de Cuenca para recuperar los puntos del carné de conducir.
No obstante, en esta ocasión, el extorero está recibiendo la formación en el Real Aeroclub de Málaga, una escuela ubicada en el municipio de Vélez en la cual se forma tanto a pilotos de aviones privados como de línea regular. Por norma general, este curso suele tener una duración de alrededor de 200 horas, 155 teóricas y 45 de prácticas repartidas entre vuelo en avioneta y simulador. Asimismo, el coste del curso es de poco menos de 10000 euros.
Cambia el traje de luces por el uniforme de aviador
Por otro lado, Cayetano, además de cursar sus estudios como piloto, se resiste a abandonar las plazas de toros. El hermano de Fran y Kiko Rivera continúa con su profesión aunque ya solo para ocasiones especiales. Según ha contado él mismo en el medio taurino con el que colabora, se enfundará el traje de luces para torear en el campo y en festivales benéficos.
Sin embargo, como principales reacciones a la noticia sobre su nuevo oficio, cabe destacar el comentario que le ha dejado su mujer. Eva González se habría quedado sin palabras al ver en que anda metido ahora su marido. O al menos eso es lo que parece en el comentario que le ha dejado. Se trata de un mensaje sin texto ninguno en el que solo hay dos emojis: un avión y una mujer echándose las manos a la cabeza.