El príncipe Felipe de Edimburgo, consorte de la reina Isabel II, ha fallecido este viernes 9 de abril a los 99 años, tres meses antes de cumplir el centenar. Con su muerte, pone fin a una historia de amor digna de una serie, pero también plagada de controversias.
Con una infancia complicada desde que nació, cada paso que dio en su vida supuso un nuevo obstáculo que superar. Pero el amor hacia su mujer --de la que decía ir siempre “tres pasos por detrás”-- y el apoyo mutuo que se dieron los monarcas lo ayudaron a continuar hacia adelante hasta que tuvo que retirarse de la vida pública debido a sus problemas de salud.