Beatriz Montañez desapareció de las pantallas de televisión y ha estado mucho tiempo desaparecida. Hace unas semanas se ha descubierto su paradero, estaba en la montaña, sola.
La decisión fue absolutamente personal. Estaba “perdidísima” en la vida. "Es muy difícil cuando no tienes un camino concreto y ves decenas de bifurcaciones, es muy complicado tomar decisiones", señalaba en una entrevista reciente.
Sin luz... ni sexo
La periodista se mudó a una cabaña de piedra en mitad del bosque que no tenía ni electricidad ni agua caliente, se volvió vegana y ha escrito un libro en el que cuenta sus viviencias. Aunque ya tiene luz, la casa continúa siendo muy austera y sobrevive con tan solo 150 euros al mes. "Me puse una mensualidad pequeña porque mis necesidades son pocas”, asegura.
Pero estas no fueron las únicas limitaciones que ha vivido. Una de las cosas que admite echar de menos en esta desconexión es el sexo. "Todavía soy joven y aquí no hay sexo... a no ser que te gusten mucho los árboles", bromea.
Bromas y realidades
La gracia, de todos modos, contiene buena parte de verdad. “Es verdad que echas de menos el contacto con la piel de otra persona", reconoce.
Montañez ha recogido la experiencia en un libro, Niadela, donde explica su nueva vida y cómo se ha encontrado a sí misma: "He recogido trozos de mí que había tirado a la basura para recomponerme de nuevo". "La felicidad es simplicidad”, ha resumido Montañez.