La entrevista de la presentadora estadounidense Oprah Winfrey a los duques de Sussex, Harry y Meghan Markle, desató la polémica en la familia real británica. La exactriz confesó que había sufrido racismo por parte de la casa real cuando estaba embarazada de Archie.
Aunque no dieron nombres, los rumores no tardaron en llegar y las redes sociales señalaron a la reina Isabel II y su marido, el príncipe Felipe, como responsables de esos comentarios discriminatorios. Para acabar con la polémica, Winfrey ha aclarado que ni la Reina ni el duque de Edimburgo hicieron ningún comentario sobre el color de piel que tendría el hijo de Harry y Meghan Markle.
No fue Isabel II
"Harry no compartió la identidad conmigo, pero me aseguró que si tenía la oportunidad de hacerlo dijera que no fueron ni su abuela ni su abuelo", explicó la presentadora, durante una intervención en el programa de CBS This Morning.
La duquesa de Sussex precisó que esos presuntos comentarios racistas se pronunciaron en "conversaciones que la familia tuvo" con Harry, pero se negó a identificar a quienes los articularon, al afirmar que "eso sería muy dañino para ellos".
Pocos detalles
Cuando se incorporó más tarde a la entrevista, el príncipe Harry confirmó que la conversación giró en torno a "qué aspecto iban a tener los hijos" que tuviera con Meghan, que tiene raíces afroamericanas, pero se negó a dar más detalles al respecto.
El Partido Laborista británico ha pedido investigar las acusaciones de presunto racismo en la Casa Real vertidas por los duques de Sussex, frente al silencio del Gobierno conservador del primer ministro, Boris Johnson, que asegura no haber visto la entrevista emitida este domingo por la noche en Estados Unidos y el lunes en el Reino Unido.