Nada de alojarse en los mejores hoteles, en un apartamento en primera línea de playa o en una cabaña rural en mitad de la nada. Si se quiere estar con uno mismo y en pleno contacto con la naturaleza en su estado puro, lo más acertado es irse de acampada este verano. Una decisión que algunos dejan para otras épocas del año, ya sea por motivos de comodidad o por inexperiencia.
Por ello y, para hacer de esas noches al raso una experiencia única, nada como tener en cuenta una serie de recomendaciones para convertir esta escapada en una aventura inolvidable. Y es que escoger una tienda de campaña como único techo para alojarse no solo será de lo más divertido para los más pequeños de la casa, sino que para toda la familia servirá para respirar aire puro, recibir una buena dosis de tranquilidad y conocer de primera mano la verdadera belleza del entorno natural.
Elegir el lugar
Si esto de la acampada es algo nuevo, para la primera experiencia lo mejor es elegir un camping con todo tipo de servicios o bien una zona concreta donde poder colocar la tienda y que no esté muy lejos de la civilización. Esto último resulta necesario si sucede algún imprevisto o a la mañana siguiente uno se da cuenta de que eso de dormir en un saco y cocinar en un pequeño fuego de gas no es lo suyo a la hora de pasar las vacaciones.
Lo que sí es importante es que esta primera ubicación esté en un lugar de fácil acceso, cómodo y que al menos tenga cerca algunos de los servicios esenciales, como un establecimiento para comprar algo de comida y enseres básicos de primera necesidad, una gasolinera donde poder repostar y una farmacia o un centro de salud por si hay alguna que otra urgencia médica. Y para no perderse, es esencial llevar un buen mapa... o al menos el móvil bien cargado de batería para abrir una aplicación de geolocalización.
Todo preparado
Antes de lanzarse a la aventura es importante preparar con antelación el material que se va a llevar y que es imprescindible para que la acampada sea simplemente perfecta. Lo primero de todo es elegir una tienda de campaña en base al número de personas que vayan a ir. Eso sí, en cualquier caso, antes de comprarla hay que preguntar todo acerca de su montaje y posterior desmontaje no sea que estos pasos se conviertan en un verdadero infierno en mitad del campo.
Es esencial ir provistos de esterillas para no dormir justo en el suelo y de sacos de dormir, sobre todo si se va a un espacio en las montañas en las que por la noche refresque. Para el momento de la comida hay que llevar un pequeño fuego de gas --comprobar que se tiene una bombona de repuesto-- y algo de menaje para servirla. Esto último será básico, dado que las grandes recetas se deben dejar para cuando se está en casa. Es importante llevar también una nevera, utensilios como un abrelatas, cerillas y una luz o linterna para la noche.
Nada de maletas
Esto no es un resort ni se va a salir cada noche a cenar a un restaurante de lujo, en la mayoría de los casos, por lo que eso de llevar decenas de pares de zapatos y un modelo de vestido o chaqueta para cada ocasión mejor que no. En este contexto, la ropa cómoda es la absoluta protagonista así que en la mochila para la acampada --mejor que una maleta de ruedas-- no deben faltar pantalones y camisetas de algodón, alguna que otra sudadera o chaqueta por si hace algo de frío, unas buenas botas o zapatillas para el campo y un chubasquero por si se complica el día.
En esa vuelta a los básicos, un secador o todo un neceser grande con maquillaje está de más cuando se va de acampada. Al contrario que una pequeña bolsa con lo imprescindible como cepillo de dientes, peine, crema solar, loción protectora para después del sol, repelente antimosquitos y un par de pequeños botes --mejor no llevar mucho peso-- con gel de baño y champú.
Ante todo, actitud
Pero de nada sirve tener todo planificado de antemano si no se va con la mente abierta y dispuesto a pasar unas vacaciones diferentes pero igualmente inolvidables. Si uno va pensando que no va a dormir en toda la noche, que no podrá conciliar el sueño, que pasará calor o que los mosquitos no le dejarán en paz... mejor que reserve una habitación de hotel.
La clave en este caso es irse con la compañía adecuada para el viaje. No todo el mundo vale para ir de acampada o para compartir un espacio pequeño durante unos días en pleno mes de julio con el calor. Lo importante es escoger aquellos compañeros con los que uno se sienta cómodo y tengan un ritmo y una filosofía de vida y de viaje similar.