Uno de los grandes problemas a los que se enfrentan los padres de un bebé recién nacido o con apenas unos meses de vida lo encuentran a la hora de dormir, ya que muchos pequeños tienen dificultades para conciliar el sueño.

Eso provoca quejas y lloros que terminan siendo perjudiciales para ellos y, claro está, para los padres. Ante esta situación, muchos progenitores prueban con todo tipo de técnicas para conseguir revertir la situación y una de las que están más de moda es confiar la ardua tarea a un coach del sueño infantil, quien se encarga de asesorar y encontrar la mejor solución para que el bebé tenga un sueño placentero.

Problemas más habituales

Obviamente cuando se opta por tratar el problema con un especialista es porque se repiten una serie de circunstancias que está provocando una peor calidad de vida tanto de los niños como de los padres.

En este caso, no es extraño encontrarse como problemas tales como:

  • Al bebé le cuesta dormirse.
  • No es capaz de dormir sin la ayuda de los padres.
  • Tiende a despertarse en numerosas ocasiones por la noche.
  • Se encuentra muy cansado al final del día, profiriendo constantes quejas.
  • Se despierta a horas muy tempranas.
  • Las siestas las hace incómodo.
  • Presenta miedos nocturnos con el consiguiente lloro.

Remedios

Ante tales hechos, los padres suelen intentar todo tipo de estratagemas que van desde dormirlo en brazos hasta meterlo en su propia cama para que se calme, aunque ni suelen ser los mejores remedios ni dan con la tecla para mejorar la calidad de ese sueño.

En este escenario, “una asesora de sueño infantil puede ayudarte de muchas maneras”, apuntan en Baby Sleep Solutions. Y añaden: “Podemos analizar la situación particular de tu peque, detectar si hay o no una privación de sueño y identificar cuáles son sus causas. Te proporcionamos toda la información relacionada con el descanso de tu peque que te ayudará a comprender cómo funciona el sueño infantil, entender sus necesidades de descanso y conocer cuáles son las herramientas a tu alcance para asegurarte de que duerme todo lo que necesita para tener un sueño de calidad”.

Bebé llorando / Ben Kerckx EN PIXABAY

La coach del sueño

Básicamente eso es lo que hacen estas coaches del sueño. “Mi objetivo es poder guiar y ayudar a las familias, como la tuya, a crear rutinas consistentes, hábitos y ambientes de sueño saludables para que vuestros hijos tengan la capacidad de aprender a conciliar el sueño de forma independiente y dormir sin interrupciones de forma segura, sana y respetuosa, consiguiendo el descanso para toda la familia”, explica por su parte Olga Sesé en su página web BabyREM.

Además, este tipo de figuras aporta un apoyo adicional en forma de información, educación y recursos con el objetivo de que mejores las necesidades de sueño, el estilo de vida e incluso la cultura de cada familia.

Asesora de sueño

Según la propia Sesé, entre los tres y cuatro meses, los pequeños desarrollan un patrón de sueño y vigilia y ya con cinco o seis meses son capaces de dormir entre ocho y doce horas.

“Hay grandes cambios que ocurren durante el cuarto-quinto mes y, como tal, recomiendo esperar hasta los siete meses de edad”, concreta. Por su parte, para Baby Sleep Solutions es a partir de los cinco meses y con el peso adecuado el momento de plantearse “empezar a establecer ciertos horarios y rutinas que ayuden a tener un sueño reparador”.

¿Cómo trabajan?

En este caso, cada asesora cuenta con sus propias técnicas, aunque siempre suelen llevar el mismo orden de actuación, que pasa por comenzar con análisis concienzudo de la situación que lleve a la creación de un plan a medida. A fin de cuentas todos los niños son diferentes.

A partir de ese momento se trabaja en hacerlo realidad en base a unas expectativas que se puedan cumplir, ya que la experiencia ayuda a estas coaches a entender cómo es el sueño de los bebés.

¿Cuánto tiempo dura el tratamiento?

Tal y como explica Gabriela García, creadora de Duerme Sonriendo, “para los niños los resultados pueden variar según la edad, personalidad, temperamento, etapa del desarrollo en que se encuentre el niño, y sobre todo la constancia con que se trabaje durante el proceso de educación de los nuevos hábitos”.

Claro que sitúa en unas dos semanas el “tiempo ideal para garantizar un buen comienzo y establecer una base sólida con los nuevos hábitos de sueño saludables".