Son sinónimo de banquete o de celebración, ya que generalmente estos asados suelen ser el plato estrella debido a la calidad y buen sabor de su carne. Pero ¿son saludables? Y si hay que elegir uno de ellos, ¿cuál elegir? ¿Cochinillo, cordero o cabrito?

Antes de observar las cualidades de cada uno de ellos, cabe señalar que cuando se toman muy de vez en cuando, ni las bondades se van a notar en el organismo, ni los aspectos perjudiciales van a ser peligrosos, con lo que el gusto por cada una de estas carnes será lo que invite a los cocineros a preparar una u otra.

Calorías y proteínas

Según la página web Fatsecret.com, en la que se recopila la información nutricional de cientos de alimentos, el cordero asado tiene un 63% de grasa y un 37% de proteínas, aportando 266 calorías por cada 100 gramos.

En cuanto al cochinillo asado, las cifras son las siguientes: un 75% de grasa y un 25% de proteínas con 286 calorías por cada 100 gramos. Finalmente, el cabrito asado tiene menos calorías, 127 cada 100 g. presentando un 37% de grasa y un 63% de proteínas.

El que menos engorda

Con estos números, sin duda el asado de cabrito es el que, a priori, menos engorda, ya que aporta menos calorías al organismo, siendo además una carne que contiene numerosas proteínas.

No obstante, esto no quiere decir que sea más ligera al paladar que las anteriores o que se tolere mejor dependiendo con qué otros alimentos se haya acompañado durante el banquete, ya que, como se ha apuntado, suele ser el plato culmen. Además, no suele ser el que más mesas ocupa, ya que los más habituales son tanto el cordero como el cochinillo.

Propiedades del cordero

La carne de cordero ha sido y es una de las más apreciadas en todo el mundo debido a su sabor y a una jugosidad que solo se consigue en las ovejas más jóvenes. Y no es de extrañar, porque además proporciona proteínas, hierro, vitamina B12, niacina y fósforo al cuerpo humano.

Y aunque no cabe duda de que cuando se ingiere en una “comilona” nadie está pensando en los beneficios que aporta --más allá de su excelente sabor--, siempre es bueno tener en cuenta que está ayudando al organismo con sustancias que facilitan combatir el asma o que mejoran la salud del sistema nervioso.

No todo es oro…

Sin embargo, no todas las propiedades del cordero son beneficiosas, ya que cuenta con muchas grasas saturadas que no son recomendables, así como sodio y colesterol.

Por esa razón, las personas que tienen enfermedades relacionadas con el corazón deben evitar su excesivo consumo. Claro que, como se ha comentado al principio, las ventajas y las desventajas de su consumo están relacionadas con una ingesta habitual.

Pierna de cordero para asar / AURELIE LUYLIER, You're Welcome! EN PIXABAY

Propiedades del cochinillo

Al igual que ocurre con el cordero, la carne de cerdo (y más la de piezas tan jóvenes) tiene muy buenas propiedades. De hecho, durante años se ha creído que se trataba de un tipo de carne poco saludable, cuando es todo lo contrario.

Tanto es así que se la puede considerar rica en proteínas, riboflavina, vitamina B12, vitamina B6, tiamina, hierro, magnesio, potasio y zinc. Todo ello se convierte en una combinación perfecta para facilitar la digestión, regular la actividad hormonal e incluso ayudar al sistema inmunológico. Además, la tiamina ayuda a asimilar mejor los hidratos de carbono.

Un problema similar al cordero

Al igual que sucede con el cordero, sus grasas saturadas no son recomendables si se abusa de ellas. De igual modo, tampoco es recomendable su ingesta si se tiene el índice de triglicéridos demasiado elevado.

Otras desventajas del cochinillo es que puede provocar dolor abdominal y cierto malestar en el aparato digestivo si el cuerpo no lo tolera bien.

Cuestión de sabores

Así pues, no existe una gran diferencia y esta radica en mayor medida en el sabor que se quiera degustar y en el tipo de asado que se prefiera hacer. La carne del cochinillo resulta agradable al paladar y si se evita la piel, puede resultar muy ligera.

Lo mismo ocurre con el cordero, cuyo sabor es muy suave, más que la del cabrito, que al contener menos grasa puede resultar más fuerte y que no sea del agrado de todos los comensales, especialmente de aquellos que no son amantes de este tipo de asados.