Los amantes de la cocina japonesa tienen en el sushi uno de sus bocados favoritos. Sin embargo, cuando se trata de afrontar su preparación en casa, no siempre resulta sencillo, especialmente porque su elaboración, aunque simple a primera vista, resulta delicada, pues maña, equilibrio y cuidado son claves en este plato.
Algunos consejos para abordar la preparación del sushi casero para que la elaboración de este popular plato resulte más sencilla a todo amante de la gastronomía nipona.
El arroz, de grano redondo
El arroz es uno de los aspectos más importantes a la hora de hacer sushi. De entre las múltiples variedades que existen en el mercado, la más recomendable es el grano de arroz redondo japonés.
Es importante tener en cuenta que el arroz para hacer sushi se sirve a temperatura ambiente, por lo que no hay que meterlo en la nevera, uno de los errores más comunes. Tras cocerlo, es importante que repose en un recipiente de madera, con el objetivo de que pueda mantener su sabor al 100%.
El corte del pescado, clave en el éxito de la pieza
En Japón, los expertos que se encargan del corte del pescado de sushi es habitual que transmitan sus cuchillos de generación en generación, debido a la dificultad existente para encontrar el cuchillo de calidad deseada para ser capaz de ofrecer el mejor corte para cada pieza de arroz. Cada unidad, dependiendo del tipo de pescado, tiene que tener su propio corte. Sin embargo, existe un denominador común en todos ellos: debe ser firme y limpio.
En piezas como el sashimi, el corte es especialmente importante, debido a que se sirve sin ningún otro tipo de ingrediente alrededor. Por lo que conviene prestar especial atención a este tipo de alimentos, mimando cada corte para que quede lo más limpio posible.
Trabaja la textura de la pieza antes de servirlo
Antes de servir el sushi, es importante prestar atención a la textura que presenta. En este sentido, conviene tener en cuenta que el arroz debe estar ligeramente prensado, pero sin dar la sensación de ser una única pieza amasada.
Del mismo modo, conviene prestar especial atención al aspecto y la textura del alga. Ésta debe estar entera, ni demasiado crujiente ni demasiado blanda, situándose en el punto perfecto para servirla y poder darle forma con las manos.