Misterios y curiosidades de la isla de Pascua

El 5 de abril de 1722, el navegante neerlandés Jakob Roggeveen desembarcó en la mayor de las islas del Chile insular, situada en medio del océano Pacífico. Cuál fue su sorpresa al descubrir en sus tierras la presencia de un pueblo aborigen conocido como los rapanui. Esta curiosa etnia estaba a su vez acompañada de unas gigantescas estatuas monolíticas que pasaron a la posteridad como moái.

Desde ese mismo instante, la Isla de Pascua, cuyo nombre está inspirado en la Pascua de Resurrección del día en que fue descubierta, se convirtió en un enclave sumido en el misterio y la fascinación. ¿Qué secretos y tradiciones oculta este hermoso lugar?

Un lugar de leyenda

La pregunta que surge siempre al ver estas inquietantes figuras es: ¿cómo han podido llegar hasta allí? La Isla de Pascua acoge un total de 887 estatuas, todas ellas de diez metros de altura y casi 75.000 kilogramos. Una cuestión que todavía carece de respuesta. Una de las teorías más alocadas incluye la presencia de extraterrestres, al igual que otros grandes monumentos como las líneas de Nazca o las pirámides de Egipto.

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La Isla de Pascua se encuentra en medio del océano Pacífico.

No obstante, la razón más lógica es que utilizaron largas cuerdas para transportarlas a lo largo de toda la isla, hasta puntos escogidos también por motivos de peso. Se cree que los moái conducen a sitios sagrados, más concretamente a un volcán donde en el pasado se realizaban diversos rituales.

Lenguaje y salud

Otro de los misterios de la isla es el Rongo rongo, un sistema de escritura ideográfico que nada tiene que ver con el resto de alfabetos existentes. Los expertos aseguran que los nativos escribían con arpones o dientes de tiburón sobre tablillas de madera, creando líneas alternas y posiciones invertidas. Esta distribución obliga al lector a girar la superficie al terminar cada renglón.

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El Rongo rongo es un sistema de escritura único en su especie.

La Isla de Pascua no es solo una fuente inagotable de enigmas, sino también de salud. Científicos de la Universidad de Texas descubrieron en este paraíso polinésico una sustancia capaz de mejorar la memoria y la capacidad de aprendizaje. La rapamicina es considerada por muchos la cura del Alzheimer, gracias a sus increíbles propiedades antibióticas y antifúngicas, responsables de reciclar las proteínas que mantienen joven al cerebro.