El castillo abandonado de Lleida que se convirtió en un refugio cultural de lujo
Símbolo de la nobleza catalana, apropiado por Franco durante la Guerra Civil, esta fortaleza es ahora un espacio dedicado a la cultura y al goce
9 febrero, 2024 18:19Noticias relacionadas
La plana de Lleida es conocida por ser el huerto de Europa. Sus frutales, a pesar de la sequía, siguen a pleno rendimiento, pero esta tierra da para mucho más. Sus secretos se cuentan por centenas.
Uno de estos lugares escondidos dentro de la geografía catalana es un lujoso castillo, propiedad de una de las familias más ricas de Cataluña, refugio de Franco durante la Guerra Civil y, ahora, reconvertido en un majestuoso lugar para celebrar eventos de todo tipo. Es el castillo de Raimat.
Los nuevos orígenes
Todo empieza en 1914, cuando el entonces responsable de Codorniu, Manuel Raventós Domènech, quiso mudarse a la plana. Encontró un castillo parcialmente derruido, rodeado de grandes hectáreas ideales para plantar vid. No lo dudó y se hizo con él.
El noble catalán se quedó no sólo con él inmueble, también con las 3.200 hectáreas que lo rodean y se puso manos a la obra. A las más de 100 acequias que erigió, le añadió el asfaltado de carreteras y los servicios de agua y luz que eran necesarios. Eso sin contar con las reformas del que iba a ser su fortaleza.
Residencia (temporal) de Franco
El primer encargado de convertirlo en un espacio de lujo fue Rafael Masó que, en 1932, rehizo la torre, elevó la zona residencial a cuatro plantas y en ellas ubicó diez suites. Pero llegó la guerra.
Las tropas de Franco entraron a Cataluña y vio en esa fortaleza una atalaya perfecta para controlar la situación. Desde allí dirigió la cruenta batalla del Ebro. De esa época queda el recuerdo de las víctimas y la cama de su habitación, la misma que aloja una trampilla que la conecta con el salón principal.
Nueva vida a la fortaleza
Por suerte, la guerra acabó, como su terrible dictadura. El castillo ahora es propiedad de la presidenta de la Fundación Comunitaria Raimat-Lleida, Elena de Carandini. Es ella la que luchó en 1986 por la denominación de origen Costers del Segre, aprovechando que los Raventós convirtieron esa tierra en una gran extensión de viñedos que fueron ganando terreno.
Todos ellos se pueden visitar, junto al castillo, que se ha convertido en un espacio ideal y de lujo para celebración de eventos culturales y de empresas. La condición respetar el entorno y el castillo.
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Un lugar cargado de magia e historia
En sus paredes y estancias se palpan las historias de las diferentes familias que la habitaron. En la fachada, se deja ver el paso del tiempo y la aridez de la tierra que la rodean. En las baldosas azules del salón principal, la tradición vinícola está grabada y dibujada en forma de manos y racimos de uvas.
El castillo de Raimat se mantiene como símbolo de la cultura y la burguesía catalana. Una fortaleza rodeada del trabajo de la tierra que, desde hace dos años, acoge el Raimat Ars Festival. Un paisaje que al atardecer se viste de dorado para hacer brillar su historia.