Los apellidos son casi como la materia: nacen, crecen, se reproducen y, sí, mueren. El nacimiento de los nombres familiares fue fruto de la gestión administrativa y, en principio, sólo definían a los “hijos de”, luego siguieron con profesiones y, luego, empezaron las derivadas lingüísticas. A partir, de allí, se da la reproducción. Pero hay algunos que, cuando la familia no tiene más descendencia, desaparecen para siempre.
Eso es lo que les empieza a suceder a algunos apellidos catalanes. Echando un vistazo a los últimos datos del Institut d’Estadística de Catalunya (Idescat), uno se da cuenta de que hay nombres familiares que pueden desaparecer en breve, apenas unas decenas de personas lo llevan.
Los 10 apellidos en riesgo
Sin voluntad de alertar, sino más bien defender la historia y el legado de estos apellidos, Crónica Directo ha decidido centrarse en aquellos 10 que, a pesar de poder sonar mucho, no son tantos sus portadores. Son ya casi rarezas.
- Aimeric (Aimerich o Aymerich): Este apellido, originario de Francia y establecido en Cataluña en el siglo XIV, es uno de los menos comunes, con menos de 8 personas llevándolo en 2018. Las variantes Aimerich y Aymerich añaden una capa de misterio a su origen, vinculándolo a una historia que podría perderse en el tiempo.
- Bat: Con raíces posiblemente judías, el apellido Bat también se encuentra en la lista de los casi extintos, siendo compartido por solo 8 personas en 2018. Su frecuencia en Pallars Sobirà a finales del siglo XVIII le añade un matiz histórico intrigante.
- Caçador: Evocando la imagen de los cazadores, este apellido, compartido por menos de 8 personas en 2018, se desvaneció en el tiempo. Reflejando una conexión con un oficio específico, Caçador es un testamento de cómo los apellidos a menudo reflejan las ocupaciones de antaño.
- Ferreter (Herrero): Este linaje, vinculado a la forja y venta de objetos de hierro, es casi un relicario histórico. Las variantes Ferreté, Ferrater y Ferraté han quedado en manos de muy poca gente, destacando la escasez de este apellido.
- Ginebrosa: Ligado al arbusto de enebro, Ginebrosa es un apellido que llevaban solo 17 personas en 2018. Sus raíces en Castellet de Terrasola y Arenys de Mar y Caldes d'Estrac añaden un elemento geográfico a su rareza.
- Invers: Derivado de la palabra "inverso", este apellido, compartido por 52 personas, tiene una presencia más notoria. Su origen en Terrassa añade una capa de complejidad a su historia, recordándonos que incluso los apellidos más raros pueden tener cierta perdurabilidad.
- Magarola: De origen toponímico, Magarola es otro apellido casi olvidado en Cataluña. Su conexión con la riera de Magarola y su posible desaparición reflejan la fragilidad de los lazos que unen a una familia a través de su apellido.
- Pairol: Esta variante de peirol (perol) surge a principios del siglo XIX en Oix, creando un apellido de linaje esquivo que podría haberse perdido en la vastedad del tiempo.
- Paraira: Con apenas 30 personas llevándolo en 2018, Paraira era un apellido que describía a aquellos que compraban y preparaban la lana para tejer. Un testimonio de oficios antiguos y tradiciones desvanecidas.
- Ribalaigua: Con su origen en la combinación de las palabras "orilla" y "agua", Ribalaigua es un apellido que podría haber desaparecido completamente en 2024. Su presencia en varias localidades catalanas hace años apunta a una historia que ahora se desvanece en la memoria colectiva.
Repetimos, aunque sus portadores actuales sean pocos, su legado sigue vivo en los libros de historia y en la memoria de aquellos que aún se identifican con estas joyas olvidadas de la genealogía catalana. Aquellos que llevan estos apellidos son afortunados, porque estos nombres familiares están cargados de significado y antes que se desvanezcan en la bruma del tiempo, lo han podido y sabido defender.