Montblanc es uno de aquellos pueblos medievales de Cataluña (y también de España) que más representa la Edad Media. Su muralla de 1.700 metros, que aún preserva las torres de vigilancia de la Edad Media, consolida su vínculo histórico: el pueblo abre las puertas a nuevas experiencias artísticas y enológicas, cautivando a los viajeros con su encanto.
En 1947, su centro urbano fue proclamado Conjunto Histórico, por su magnífica conservación del estilo románico y gótico. Las iglesias diseminadas en sus angostas calles y las plazas encantadoras aportan al conjunto. Pero si los elementos arquitectónicos te aburren, y te gusta más el aspecto mitológico de una localización, quizás te interesa más saber que Montblanc sirve de escenario para la tradición más catalana posible: la famosa leyenda de Sant Jordi y el dragón, una narración que los lugareños celebran cada primavera. Pero antes de ir a por el dragón, empecemos por lo básico: cómo llegar a este encantador pueblo medieval.
¿Cómo llegar a Montblanc?
El acceso a Montblanc se realiza a través del Pont Vell (siglo XII). Una vez cruzado, las vistas panorámicas del recinto amurallado y sus alrededores son impresionantes. Adentrándose en la villa, se destaca la muralla medieval, erigida en el siglo XIV, con sus 25 torres de defensa originales y cinco portones. Las torres más emblemáticas son la de Sant Jordi, la Torre-Portal de Bové y la Torre de las cinco esquinas.
¿Qué hacer en Montblanc?
En pleno corazón de Montblanc se despliega el Carrer Major, una avenida que recorre el casco antiguo. Allí encontrarás restaurantes, pastelerías, tiendas y galerías de arte. Al final de esta vía, la Puerta de Sant Francesc conduce al convento de Sant Francesc de Montblanc, un edificio construido entre los siglos XIII y XIV que hospeda una preciosa iglesia gótica de una nave y ostenta el título de monumento histórico.
El Carrer del Jueus es otro rincón encantador. Este pasaje de la época de la Corona de Aragón, que una vez fue el epicentro de la actividad económica judía, rezuma por todas partes la historia comercial de Montblanc.
La Plaça Major es el corazón mismo del casco antiguo. Allí encontrarás edificios importantes como el Ayuntamiento de Montblanc y la casa Desclergue. La plaza también brinda la oportunidad de saborear la cocina tradicional catalana en sus restaurantes.
Dentro de las murallas resaltan dos iglesias significativas, Santa Maria y Sant Miquel. La primera, construida en el siglo XIV, tiene como "atracción principal" un renombrado órgano barroco de la escuela catalana. Por su parte, Sant Miquel, erigida en el siglo XIII, presenta una distintiva torre en su fachada.
El hogar de Maties Palau Ferré, conocido como "el Picasso número dos", se ubica en el centro de Montblanc. Este destacado representante del cubismo catalán desafió al sistema del arte y dejó un legado de obras entregadas a causas humanitarias.