¡Cómo nos gusta hablar de Calafell! ¿Quién lo hubiera imaginado? Pero, de hecho, es un municipio de la Costa Dorada que en los 60, 70 y 80 fue testigo de una transformación significativa. Desde la modernización hasta el auge turístico y los esfuerzos de conservación, la historia de este encantador rincón catalán durante este período refleja la complejidad y la riqueza de su evolución a lo largo del tiempo.
Sin embargo, tenemos que remontarnos a unos cuantos años más en el tiempo para describir uno de los elementos más significativos de este precioso pueblo: la Ciutadella Ibérica de Calafell.
Un tesoro arqueológico
La Ciudadela Ibérica emerge como un tesoro arqueológico y también es conocida como el poblado ibérico de Alorda Park o de Las Toixoneres. Es un yacimiento arqueológico que fue excavado durante más de tres décadas, revelando los secretos de la vida ibera en la región cosetana.
Los cosetanos fueron un pueblo ibero que vivían en el Camp de Tarragona, desde el Coll de Balaguer hasta el macizo del Garraf al norte.
La Ciudadela fue fundada en el siglo VI a. C. y se erige como un recinto fortificado estratégicamente ubicado frente al mar. Su historia, marcada por el impacto de la Segunda Guerra Púnica a finales del siglo III a. C., culmina en un periodo de transformación y cambio para este asentamiento ancestral.
La Ciudadela invita a los visitantes a sumergirse en el pasado al explorar las casas reconstruidas, donde se exhiben réplicas fieles de objetos que conformaban la cultura material de los iberos. La posibilidad de ascender a las torres de defensa ofrece una perspectiva única para comprender la complejidad de la vida cotidiana en este asentamiento ancestral.
Más que una Ciudadela
Más allá de su valor cultural como centro de arqueología experimental y equipamiento didáctico, la Ciudadela Ibérica también se erige como un escenario vibrante para la recreación histórica.
Anualmente, colabora con el grupo Iber Calafell para organizar el festival Terra Ibèrica, una celebración que busca divulgar la rica cultura de los iberos, permitiendo a los visitantes sumergirse, aún más, en la historia y en las tradiciones de esta civilización.
Esta joya arqueológica forma parte integral de la Ruta de los Iberos, una iniciativa coordinada por el Museu d'Arqueologia de Catalunya (MAC), y está conectada a nivel internacional a través de la red EXARC.