Los castillos, las fortificaciones, los puentes y las murallas son elementos arquitectónicos que han desempeñado un papel crucial a lo largo de la historia en la defensa y la seguridad de territorios. En concreto, los puentes cumplían una función esencial al facilitar la conexión entre regiones separadas por ríos, gargantas o fosos. Desde antiguos puentes de cuerda y madera hasta majestuosas construcciones de piedra, estos elementos no solo servían como pasajes, sino que también eran puntos estratégicos para el control del comercio y el movimiento de tropas.
Hay varios puentes en Cataluña, es evidente, pero hoy queremos destacar un viaducto construido entre Castellbisbal y Martorell, sobre el río Llobregat. Es una reconstrucción realizada en el año 1963 de un puente gótico de 1295, sobre una base romana. Es un Bien de Interés Cultural que tiene la categoría de monumento desde el año 1925. Hablamos de El Puente del Diablo.
Un puente infernal
El Puente del Diablo, de origen romano, es un punto de referencia histórico en Martorell. Originalmente, fue reconstruido en el siglo XIX con la adicción de una estructura colgante de hierro.
Formaba parte de la Vía Augusta siendo construido alrededor del año 10 a. C. para ser transitado por carros de bueyes, con una longitud de 130 metros, con una calzada ancha y prácticamente horizontal y con una pila en medio del lecho del río.
Fue restaurado en el año 1768 por el ingeniero militar Juan Martín Cermeño. En enero de 1939 el arco central fue destruido por el Ejército Popular de la República en retirada, siendo reconstruido en 1963, manteniendo la estructura gótica de la reforma de 1283.
La leyenda del puente
Una leyenda se origina, generalmente, a partir de relatos tradicionales transmitidos oralmente a lo largo del tiempo. Este puente no iba a ser menos y, también, tiene su propia leyenda que cuenta la historia de una anciana que pasaba por el río para ir a buscar agua a la fuente que había en la otra orilla. Una mañana se le apareció el diablo y le dijo que le construiría el puente más bonito que jamás hubiera visto, pero a cambio el se quedaría con el alma del primero que cruzara dicho puente. La anciana aceptó el trato. El diablo estuvo trabajando toda la noche, y una vez terminado, esperó escondido a que la anciana llegara y pasara por el puente y así poder quedarse con su alma. Sin embargo, las cosas no salieron como esperaba.
Cuando la viejecita llegó al puente, sacó un delantal que llevaba en el cesto, y de dentro de él, salió un gato negro que asustado que empezó a correr puente arriba. Desde ese día todo el mundo puede cruzar el puente sin miedo, junto al alma del gato. ¿Conocías la leyenda de este puente?