A pesar de que su población no llega a los 30.000 habitantes, Martorell es uno de los municipios más conocidos de la provincia de Barcelona. Gran parte de culpa la tiene la fábrica de Seat que allí se ubica, una pequeña ciudad en la que trabajan unos 7.000 empleados y que produce en torno a los 450.000 vehículos cada año.
Pero Martorell es mucho más que esta fábrica. Es una localidad que bien merece una visita y desde su ayuntamiento se han propuesto demostrarlo haciendo una pequeña selección con los lugares más recomendables que ningún turista se debería perder.
El puente del Diablo
Entre los monumentos más destacables de Martorell destaca el puente del Diablo, símbolo del municipio, construido en la Vía Augusta que iba de Roma a Cádiz. Fue reformado a finales del siglo XIII y reconstruido después de la Guerra Civil. Monumento histórico artístico desde 1931, conserva un arco triunfal parecido al de Roda de Bará pero más sencillo, con una pilastra de orden corintio a cada lado que sostiene el entablamento. En el lado izquierdo del puente se pueden ver los restos de la antigua ermita de San Bartolomé, destruida en 1835. En su lugar se construyó un matadero, que, una vez derribado en 1990, permitió realizar excavaciones arqueológicas. El espacio se ha recuperado como zona ajardinada.
En carrer Nou o de Pere Puig se conservan restos del antiguo hospital (siglo XIII), con la capilla de San Juan, cubierta con una bóveda apuntada, que está abierta al culto y es sede de conciertos y actividades culturales. En la misma calle se pueden ver una serie de casas de arquitectura tradicional. En la calle de Anselm Clavé se destaca la Casa Gausa, la más antigua que se conserva en la villa, edificada probablemente entre los siglos XIV y XV, con dos ajimeces tripartitas góticas. En la plaza de las Horas está la Torre de las Horas, campanario construido sobre una torre de las antiguas murallas, y la Casa Par, un edificio de origen medieval situado que fue restaurado en 2010 y en el que un año después se inauguró Muxart, espacio de arte y creación contemporáneos que reúne 700 obras del pintor Jaume Muxart.
Casa de la Villa
En la plaza Mayor destaca la Casa de la Villa (siglo XVI), que, como otros edificios cercanos, conserva esgrafiados de Ferran Serra i Sala que datan de los años 30. Esta tradición del esgrafiado ha sido continuada por la obra de Jaume Amat, autor de los esgrafiados de varios edificios martorellenses.
Casa de la Villa de Martorell / PERE PRLPZ - WIKIMEDIA COMMONS
La iglesia parroquial y arciprestal de Santa María fue construida sobre los restos de una iglesia destruida en 1936. De grandes dimensiones, cuenta con tres naves y capillas laterales, con vitrales policromados que iluminan el interior. En 1992, fecha en que se celebraba el IV centenario de la consagración de la iglesia destruida en 1936, se reconstruyó el campanario y en 1993 se restauró la antigua portada renacentista (1592).
El modernismo en Martorell
Es de interés, a pesar de su sobriedad, la iglesia del antiguo convento de los capuchinos, que es sede del Museo Municipal Vicenç Ros. La Torre de Santa Lucía o Torre de los Crossos era el antiguo palacio de los Requesens y conserva un patio renacentista notable. En Martorell hay, además, diversas edificaciones modernistas de principios de siglo. Las dos grandes escuelas que fueron construidas en los años 30 (los Conventos en la Villa y Montserrat en Can Carreras) son del arquitecto Josep Lluís Sert, aunque han sido muy modificadas con relación al proyecto original.
Merecen una visita, también, Cal Nicolau, edificio neoclásico construido en 1834 (en el interior guarda uno de los conjuntos más importantes de pintura mural del siglo XIX de estilo imperio); la Enrajolada, antigua casa de la familia Santacana, ahora convertida en museo; y el edificio de la sociedad El Progreso, proyectado por Josep Ros i Ros, arquitecto que se construyó una vivienda en 1914 en la calle de Vistalegre, de huella ecléctica. También es interesante la torre novecentista de Ca l'Ollé; la farmacia Bujons, con la fachada esgrafiada; y el edificio del Centro Cultural (1995), de líneas vanguardistas.
Can Bros y Sant Genís
Fuera del casco urbano de Martorell hay otros puntos de interés, como el barrio de Can Bros, situado a unos dos kilómetros de la población, remontando el río Llobregat. Es una antigua colonia fabril donde hubo un molino de harina y uno papelero. En 1817 se estableció, además de una fragua de cobre, la primera fábrica de hilados. De los edificios de la barriada destacan la Casa Elías y la iglesia de la colonia, de estilo neogótico.
Al oeste de la localidad se puede localizar el antiguo priorato benedictino de Sant Genís de Rocafort, situado en el antiguo castillo de Rocafort, que fue fundado por los señores de Castellvell en 1042 y se convirtió en filial de Sant Miquel de Cruïlles. La comunidad, con el prior Ponç, data del 1146. La parroquia del monasterio era la iglesia de Santa Margarita, bajo Rocafort, cerca del cementerio actual, donde fue trasladado el culto de San Genís desde mediados del siglo XV. En Rocafort se conservan, además de una torre circular y trozos de muralla, los restos de la iglesia románica de Sant Genís, de finales del siglo XII o principios del XIII, de planta rectangular y construida con aparato esquinado.