Los datos hablan por sí solos. La media anual alcanza los 9 grados, por eso este rincón de Lleida ostenta el calificativo de municipio más gélido de la comunidad catalana. Por eso, y por sus duros inviernos como por el clima fresco de sus veranos. Pero más allá de eso tiene unos encantos que enamoran.
Su aire medieval y su tamaño reducido son uno de sus principales atractivos. A pesar de que en sus inicios no era más que un castillo con su línea de fortificaciones y torres de mira para defender el Camí Ral, esta localidad ya alcanza los 2.700 habitantes.
El tiempo actual en Bellver de la Cerdanya
En plena ola de frío, Bellver tiene una temperatura actualmente de -2 grados. Si lo comparamos con Barcelona, que estamos a 4ºC y nos parece intenso, podemos declarar este pueblo como destino solo apto para valientes.
Inspiración de artistas y poetas
"...El señor del Segre era el dueño de Sant Martí dels Castells y era tan ambicioso y despiadado con sus súbditos que estaban todos atemorizados. El caballero salió a luchar contra los moros y la población vivió tranquila durante tres años, pero él regresó y reclamó los tributos atrasados. Todo el pueblo decidió hacer frente al malvado; con esfuerzo y astucia consiguieron ganar la batalla y matar al señor. Nadie volvió a pisar el castillo, las malas hierbas borraron los caminos y lo ocultaron a la vista del viajero". Estas son sólo algunas de las palabras que Gustavo Adolfo Bécquer escribió en honor de un encantador y congelado pueblo de Cataluña.
Lo de congelado puede sonar a hipérbole, pero lo cierto es que este municipio, Bellver de la Cerdanya, tiene el título de ser el pueblo más frío de Cataluña. Y es que su ubicación, en medio de los Pirineos, no ayuda a elevar mucho las temperaturas.
Batallas e historia
Los pastores y los industriales del textil son los que hicieron grandes este municipio fronterizo que se convirtió incluso en epicentro de grandes enfrentamientos. Al ser limítrofe con Francia, el bandolerismo y el acoso de las tropas francesas fueron una tónica más que habitual en toda su historia. La riqueza de sus prados y sus tierras valía una batalla.
Con esta situación el pueblo fue ampliando su recinto amurallado y de todo aquel tiempo quedan sus restos y también el entramado de las calles del casco antiguo, especialmente el Barri de la Plaça. Allí no sólo se encuentra la plaza mayor, sino la iglesia de Sant Jaume, la calle del Medio o Cal Pantaló, lugar donde Bécquer residió por unos días. Jornadas que le fueron suficientes para dejar grabado en sus textos lo que sus ojos impregnaron en su cerebro.
La cruz del diablo
"Ya habían olvidado los malos tiempos cuando unos bandidos volvieron a sembrar el temor entre los habitantes de la zona. Hicieron prisionero al jefe de la banda, que llevaba la armadura del desaparecido señor del Segre. Se reunieron los vecinos más respetables del pueblo para juzgarlo y toda la gente de la comarca para verlo; la sorpresa fue general al descubrir que la armadura estaba vacía. Para acabar de poner fin al maleficio, fundieron la armadura y construyeron una cruz con su metal. Esta es la conocida como 'la cruz del diablo'...", prosigue el texto del poeta al hablar de uno de los lugares icónicos del municipio.
La famosa Cruz del diablo de la leyenda escrita por el literato se encuentra en la Torre de la Prisión, uno de los tantos torreones que rodean la antigua localidad. Allí todavía se pueden ver los orificios usados por la defensa para protegerse de los diferentes ataques recibidos. Aquellos que forman parte de la historia del pueblo, de Cataluña y de la literatura española, gracias al autor de El Miserere.
Del libro al cuadro
Pero Bécquer no fue el único que cayó rendido ante los encantos de Bellver. El mismísimo Pablo Picasso, en su ya famoso camino por los Pirineos pasó también por allí. Sus atractivos, que no son pocos, lo retuvieron allí unos días. Él también se alojó allí.
Por todo ello, y por los encantos de los otros 19 núcleos que integran el municipio (como las iglesias de Sant Julià de Pedra, Santa Maria de Talló y Santa Eugènia de Nerellà), Bellver se ha convertido en mucho más que el pueblo más frío. También es uno de los más bellos.