Si alguien ha pensado que el Orient Express tiene algo que ver con Cataluña, estaba equivocado. Ese tren que dio tanto juego a Agatha Christie no es protagonista. Lo es otro que, a pesar de no ser tan conocido mundialmente, es muy especial para los catalanes.
En las páginas de la novela El hechizo del tren se asiste a un relato que esconde un exhaustivo estudio histórico. Un libro que promete contar la historia de este ferrocarril como nunca antes se había narrado.
Un momento histórico
La emocionante trama se enmarca en el telar de la Revolución Industrial, época en la que Cataluña fue puntera y referente en el paso de España hacia la modernidad. Prueba de ello es que un 28 de octubre de 1848, hace 175 años, Mataró asistía a la puesta en marcha de la primera línea ferroviaria del país.
Algunos igual no lo saben, pero este hito fue posible gracias a una persona apasionada por esta tecnología, un vecino de Mataró, Miquel Biada que, desde su Latinoamérica natal trajo el progreso a España. No sin dificultades.
Sacrificio y progreso
El libro relata los innumerables sacrificios y obstáculos que enfrentó él y su equipo de visionarios emprendedores hasta sacar adelante esta línea de tren que todavía sigue en pie y que en el siglo XIX convirtió a Barcelona y Mataró en un epicentro ferroviario y tecnológico.
La novela no solo narra las tensiones vitales de un protagonista principal, Miquel Biada, sino que su autor, Johari Gautier Carmona, invita a explorar las luces y sombras de la historia colectiva de una ciudad, de un territorio, de un país. Un viaje a través de los cambios cruciales que definieron una época de transformación y consolidación de una nueva era.
Primer accidente
El relato recuerda que hasta llegar a construir esta línea por la que a diario circulan decenas de trenes de Rodalies, dejó atrás una estela de sacrificios y superación de obstáculos. Desde los inicios del ferrocarril en Iberoamérica hasta ese 28 de octubre de 1848, el autor hace un retrato de personajes que deviene una crónica de una época de inestabilidad y progreso.
Con ese tren se inauguró también el primer puente ferroviario, el de Montgat. Un puente que protagonizó el primer accidente de tren de la historia de España. La locomotora quedó encallada y tuvo que ser tirada por caballos en las primeras pruebas. En ese proceso el tren volcó. No hubo víctimas ni explicaciones, todo apunta a que los ganaderos, molestos por esa máquina que les molestaba, lo echaron abajo.
Un túnel con historia
Pero si eso fue un susto, su construcción causó estupefacción a los ingenieros británicos que asistieron las obras. Cuando llegaron, se sorprendieron al ver a los trabajadores locales con herramientas manuales.
Esto aceleró la llegada de obreros ingleses acostumbrados al uso de la pólvora, lo que permitió un avance más rápido de la construcción. El 8 de octubre de 1847, finalmente, las dos galerías se encontraron, y se iniciaron los trabajos para ensanchar el túnel según el diseño original.
La historia de dos mundos
Estos y algunos relatos son los que se recogen en el libro de este escritor franco-español radicado en Colombia, un laberinto histórico con raíces entre el norte y el sur del mundo. Su obra nos sumerge desde América hasta Europa, desde La Habana o Baltimore hasta Cataluña, adentrándonos en la psicología, desgracias, paradojas y aciertos del principal impulsor del camino de hierro, Miquel Biada.
A través de esta narrativa, Gautier Carmona anima al lector a explorar las complejidades y matices esta historia alrededor del tren y su gente. Porque las vías ferroviarias no solo conectan ciudades, sino que tejen una historia apasionante que trasciende el tiempo que forjó nuestro presente.
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