El pueblo medieval catalán que cautivó a Pablo Picasso
Una visita de juventud no fue suficiente para el artista malagueño que regresó para alquilar un estudio al panadero
25 octubre, 2023 12:28Noticias relacionadas
Las rutas de Picasso por Cataluña no son de lo más conocidas. El malagueño pasó buena parte de su infancia y juventud en Barcelona y, además, tuvo tiempo de pasearse por el territorio para conocer, recorrerlo… e inspirarse.
Si la época de Gósol fue conocida por el gran trayecto que tuvo que hacer hasta allí, más lo fueron sus cuadros que pintó allí y que fueron su mejor puerta de entrada en Francia. Su arte llegó a otro nivel. Pero ese no fue el único municipio que le inspiró.
Un pueblo tarraconense
En una de sus visitas a la provincia de Tarragona, el artista dio con pequeño pueblo catalán, con un importante legado medieval que llegó a inspirarle. Se trata de Horta de Sant Joan.
La primera vez que se acercó allí fue con tan sólo 18 años. Iba con su amigo Manuel Pallarès, quien también se dedicaría a la pintura más adelante. Ambos se acercaron hasta la montaña de Santa Bárbara para pasar allí unos días.
Primera visita
Era 1898, la juventud les desbordaba y las ganas de vivir la vida también. Se alojaron en una cueva de ese paraje que servía de refugio para los pastores de la zona. La experiencia le quedó marcada. Y pintada. De aquella época son cuadros como, La caverna, El mas de Quiquet, La procesión del convento y Mujeres lavando, entre otros, todavía con estilo poco vanguardista para lo que llegaría a ser.
Una prueba más de la importancia que tuvo esa primera estancia allí es que once años después, en 1909, Picasso regresó allí con su novia de entonces, Fernande Olivier. Esta vez, no durmieron en una cueva.
Nueva estancia
La pareja se alojó en el Hostal del Trompet, en la plaza de la Missa. Allí mismo, alquiló un estudio para trabajar. Era el desván del panadero del pueblo, Tobies Membrado. Un espacio que le fue de gran ayuda.
En el estudio, el artista creó varias obras que definirían el cubismo y su propio arte. El más popular de todos es Casas d’Horta. Sus calles, casas y plazas lo inspiraron de una manera poco antes vista. Ahora, varios de los facsímiles de esas obras, así como fotografías de las dos estancias de su época se pueden contemplar el Centro Picasso del pueblo.
Los encantos del lugar
¿Pero qué tiene este lugar que hizo tanta mella en el pintor? Para empezar, su ubicación. El municipio se encuentra encaramado en una suave colina. Lo segundo, su entorno, las grandes extensiones de viñedo de la Terra Alta. Una vez se pasea por las calles, el visitante se queda prendado por la arquitectura. Sus casas de piedra realmente transportan a la época medieval.
Los amantes de la historia y la cultura encuentran también muchos alicientes para saciar su curiosidad. Todo el casco antiguo declarado Conjunto Histórico Artístico. El mismo ayuntamiento, que se puede visitar, es una construcción de estilo renacentista que, en su día, fue una antigua cárcel.
A poca distancia, la Iglesia de Sant Joan Baptista, edificada a finales del siglo XIII en estilo gótico, se alza con sus seis imponentes campanas. Y, obviamente, el centro picassiano, desde el que parten rutas que recorren los pasos del pintor.
Entre los caminos para explorar está el que lleva a la Residencia Delme. Se trata de un palacio de tres pisos, fortificado y con influencias renacentistas. En la actualidad, es un hogar para una familia, aunque a lo largo de su historia tuvo distintos propósitos, incluyendo albergar a la Orden de San Juan de Jerusalén en el siglo XIV.
Por estas cosas y más, Picasso quedó prendado de L’Horta.