Hay una imagen que este 2023 se ha repetido. La de la ermita del pantano de Sau completamente al descubierto, un hecho histórico que no se repetía desde la construcción de esta presa.
La sequía hace estragos en Cataluña y las reservas hidrográficas están directamente bajo mínimos. Los últimos datos resultan escalofriantes: los pantanos de las cuencas internas catalanas han vuelto a ver reducida su capacidad, situada ahora en el 22,08% de media.
Cuencas
La Agència Catalana de l'Aigua (ACA) recuerda que estos niveles son casi la mitad que los que había hace un año, cuando la capacidad media se situaba en el 36,92%. Y va a peor.
Los últimos mapas meteorológicos no permiten vislumbrar precipitaciones destacadas, apenas algunos chaparrones repartidos de forma dispar por Cataluña. Mientras, los curiosos se acercan a Sau a visitar la ermita.
Desde 1962
Si bien adentrarse a esta ermita resulta fascinante, la historia que encierra es de terror. Era el 1962 cuando el agua empezaba ya a cubrir esta edificación religiosa. Desde entonces, el deshielo y las precipitaciones ayudaron a cubrirla casi entera.
Atrás quedan esos momentos de alerta en el que ver la torre del campanario suponía un toque de atención. Este 2023 ya se puede visitar entera. Una bonita foto para el Instagram causado por un desastre climático que parece no tener fin.
Otros pantanos
Pero si el Sau está al 18,3% y se encuentra así, en el de Darnius, que está por debajo del 17% de su capacidad, la situación es directamente de emergencia climática. No es sólo que buena parte de su fondo esté a la vista, es que el pasto empieza a crecer. Hasta han aparecido unas ruinas que muy pocos conocían.
Hablar del 4% de capacidad de embalses como el de Riudacanyes y Siurana pone los pelos de punta. Y Las imágenes impactan. Circulan por las redes, al contrario del agua por los ríos catalanes cada vez más secos. Cada día un paso más cerca de la extinción.