Este es el pueblo más idílico de Mallorca: casitas, calas refrescantes y vistas increíbles

¿Llevas ya tiempo pensando en tu jubilación y tienes muy claro que quieres retirarte a algún pueblo encantador de España? Pues hoy te recomendamos Deià, un rincón encantador de Mallorca que ha servido de retirada de muchos artistas, así de numerosos extranjeros que, una vez la visitan, se quedan en ella, atrapados por su magia.

Los encantos bohemios de Deià

Deià, también conocido como Deyà, emerge como un encantador pueblo enclavado en pleno corazón de la Serra de Tramuntana, entre los municipios de Valldemossa y Sóller. Aunque tradicionalmente las miradas se han dirigido hacia Valldemossa -del que se desligó en el siglo XVI- o Fornalutx, Deià destaca como el rincón más cautivador de Mallorca.

Sin lugar a dudas, parte de su hechizo proviene de su ubicación entre el mar Mediterráneo y las montañas. Deià irradia una magia que abraza todo su entorno, envolviéndote en su atmósfera serena y natural, especialmente en los meses de invierno. No en vano, gran parte de su población se compone de extranjeros atraídos por su encanto, muchos de ellos ávidos de disfrutar de una jubilación dorada en sus calles. No fueron los primeros, ya que numerosos artistas y escritores, desde la década de los 60, hallaron en Deià su fuente de inspiración. Así, el pueblo ostenta la reputación de ser uno de los rincones más bohemios de la isla.

¿Qué descubrir en Deià?

Nuestro recorrido por Deià comienza en el parking gratuito a la entrada del pueblo. Desde aquí, podemos iniciar la travesía caminando por las pasarelas que enmarcan el pueblo. Observar las pintorescas casas de piedra en ese primer vistazo nunca desilusiona.

Si visitas entre octubre y abril, es probable que el sonido del torrente (Torrent des Racó) te acompañe a lo largo del camino. Al final de la pasarela, antes de adentrarte en el pueblo, es recomendable ganar un poco de altura para obtener una panorámica aún más impactante. Para lograrlo, cruza la carretera y sigue el sendero que asciende junto al torrente. Este es el Camino des Racó, el cual te llevará primero a una hermosa cascada y, a medida que ganas altitud, te regalará las mejores vistas panorámicas de Deià.

Desde esta posición elevada, abarcarás el pueblo en su totalidad. Sin duda, este es el modo ideal de iniciar tu exploración de Deià.

La cala de Deià Freepik

La Parroquia de San Juan Bautista y otros lugares

Tras una notoria subida, alcanzamos la zona más elevada del pueblo, donde la plaza de la iglesia y la Parroquia de San Juan Bautista, patrono de Deià, aguardan. A lo largo del camino, nos toparemos con algunas baldosas en las paredes, exhibiendo imágenes del Calvario, evocando las placas dedicadas a Santa Catalina Thomas en Valldemossa.

Junto a la iglesia, un pequeño mirador custodiado por dos cañones nos permite contemplar bellas vistas de la Serra de Tramuntana. Tras fuertes lluvias, esta perspectiva se torna espectacular, con el agua cayendo en cascada en diversos puntos de la montaña.

La iglesia parroquial de Deià, de nave única, presenta un campanario que en realidad era una torre defensiva. Aunque sus orígenes se remontan al siglo XVI, el incendio de 1752 llevó a reformas que definen su apariencia actual.

La entrada a la iglesia es libre y se encuentra abierta todos los días. Adyacente a la iglesia, el Museo Parroquial alberga una colección de obras de arte donadas a lo largo de los años.

Tras la iglesia, aguarda uno de los rincones más especiales de Deià: el cementerio. Aquí reposan numerosos pintores, músicos y poetas que se establecieron en Deià, principalmente durante las décadas de los 60 y 70. Uno de los primeros visitantes que se enamoró del lugar fue el renombrado escritor Robert Graves, cuya tumba se ha convertido en un sitio de peregrinación, y su casa, en un museo.

No obstante, lo que confiere al cementerio su singularidad es su emplazamiento en lo más alto del pueblo, con vistas inigualables al mar Mediterráneo.

La espectacular Cala Deià

Explorar Deià estaría incompleto sin una visita a su pintoresca cala, Cala Deià. Se trata de una ensenada de piedras y rocas en la desembocadura del Torrent Major. Su gran atractivo radica en sus aguas cristalinas. El único inconveniente es su popularidad durante el verano, lo que puede resultar abrumador. Si visitas en temporada alta, te recomendamos evitar las horas centrales del día.

Durante la temporada, encontrarás dos bares/restaurantes en la cala para tomar algo o comer. Suelen estar bastante concurridos y los precios pueden ser un tanto elevados, pero se ajustan al lugar. En cuanto a la cala, si las piedras no te molestan, su agua es realmente impresionante. Eso sí, debes mantener la atención, ya que es común encontrar medusas en esta cala.