La preservación de los alimentos constituye un aspecto vital para velar por nuestra salud, y en función de la estación en la que nos encontramos, es necesario ejercer una atención especial. Durante los veranos calurosos en Cataluña, resulta crucial prestar una consideración particular a la conservación de los alimentos, con el objetivo de evitar cualquier posible riesgo de intoxicación alimentaria que pueda empañar nuestras vacaciones y tener consecuencias adversas para nuestro bienestar.
Además, en el ámbito de la conservación alimentaria, existen ciertas premisas innegables, como evitar la recongelación de productos que ya han sido descongelados. También es importante no almacenar plátanos en el frigorífico, dado que adquieren un tono negro intenso similar a la oscuridad de la noche. Asimismo, se aconseja conservar cebollas abiertas por breves períodos; la mejor alternativa es asegurarlas adecuadamente para evitar deterioros y la diseminación de su aroma en todo el refrigerador. No obstante, en Cataluña tenemos una dificultad al respecto, ya que por tradición hemos seguido otros procesos que se desvían un poco de lo aconsejado. Ocurre, por ejemplo, con el alimento que en este artículo te vamos a recomendar que almacenes en frío.
Dentro de la dieta familiar, existe un alimento bastante común que generalmente no se guarda en condiciones de frío, a pesar de que sería beneficioso hacerlo. Este es el caso de la nuez, un fruto seco que aporta una gran cantidad de energía. El frío contribuye a su conservación y a la prevención de la oxidación. Cuando una nuez se vuelve rancia y se oxida, su consumo puede ser perjudicial para el estómago, especialmente después de un largo período en el que este fruto seco adquiere un olor parecido al disolvente utilizado en la pintura.
Otra estrategia a considerar es no romper la cáscara de las nueces hasta el momento de consumirlas. Merece la pena señalar que el frío puede llegar a niveles extremos, y si se pretende usar las nueces más adelante, congelarlas no es una medida descabellada.
De esta forma, las nueces se suman a otros alimentos que es mejor conservar en frío como por ejemplo los embutidos y los fiambres; productos como el jamón o las salchichas deben mantenerse fríos para impedir el desarrollo bacteriano. Y lo mismo ocurre con productos de panadería y repostería como pasteles, panes, crema, huevos... para mantener su frescura es importante guardarlos en la nevera.