Italia se puede comer a bocados y sin pisar la bota europea. No, no hablamos de pizzerías ni lugares de pasta hay otros típicos, más desconocidos, pero que ya tienen su lugar en Barcelona.
Si en Cataluña tenemos la coca de recapte, el país del Imperio romano tiene el panini, sí, pero también il crostone, un bocadillo hecho con pan de payés (o pan rústico, depende la denominación de cada zona).
El origen
Emanuele Vasopollo y Christian Panico han decidido traer este plato tan característico y darle el toque napolitano de uno de los crostoni más característicos, la zíngara. Se trata de un bocadillo muy especial que nace en la isla de Ischia en 1977 cuyos ingredientes son el jamón de Parma, Gran Padano, mozzarela, tomate y lechuga. Todo metido entre dos grandes rebanadas de pan untado con mayonesa.
No hay nada que pueda ser tan italiano como plato. Más sofisticado que el panini, más local y con los ingredientes más frescos de Italia. Y todo ello se puede degustar en el restaurante que este par de amigos han montado en la calle Escudellers de Barcelona, en pleno casco antiguo.
La fusión
El secreto de este bar-restaurante que causa sensación es precisamente esto, que junta la tradición italiana con productos importados y el conocimiento de un panadero local. Sus propietarios aseguran que el pan lo encargan a un panadero del Raval que trabaja con masa madre y a base de una elaboración propia crea la base del bocadillo.
A partir de allí, han empezado a ofrecer más variedades que no sólo la zingara. Para empezar, aquí se llama Antonietta, pero en el menú también está el crostone Maria que lleva provolone y patatas asadas, el de este agosto es de jamón cocido, salsa de aceitunas y búfala… Y así hasta completar un menú que hace las delicias de turistas, locales e incluso italianos.