En Cataluña hay decenas y decenas de pueblos bonitos y con encanto esperando a ser explorados, especialmente en verano cuando hay más tiempo para hacer escapadas. Si tu plan es aprovechar la segunda mitad de agosto para conocer pueblos catalanes, pero te has quedado paralizado ante tantas posibilidades, aquí tienes una gran recomendación: los 11 mejores pueblos de Cataluña, según la prestigiosa revista National Geographic.
Horta de Sant Joan (Tarragona)
La plaza porticada de la iglesia sostiene la serenidad eterna, con su templo del siglo XIII expandido en el XVIII y el Ayuntamiento de estilo renacentista. Las callejuelas, angostas y empinadas, conservan el diseño medieval y las notables residencias Casa Pessetes, Casa Clúa o Casa Pitarch, además de la Casa del Delme.
Calella de Palafrugell (Girona)
Este pequeño rincón costero se encuentra a 3,5 km de Palafrugell. En sus orígenes era un simple barrio de pescadores, con sus encantadoras viviendas agrupadas frente al mar y resguardadas por la icónica iglesia de Sant Pere que se alza sobre una colina. Hacia el sur, el prominente Cap Roig marca el límite del pueblo, dominado por un castillo con apariencia medieval que en realidad fue construido a principios del siglo XX, cuando una pareja de origen ruso se estableció aquí escapando de la revolución de 1917.
Cardona (Barcelona)
En la actualidad, Cardona alberga un Parador Nacional que continúa transportando al visitante a épocas pasadas del medievo. Además, tiene uno de los castillos más imponentes de toda Cataluña, en parte gracias a su espléndido diseño arquitectónico de estilo románico y gótico. Merece la pena visitar el Parque Cultural de la Montaña de Sal, pues propone un itinerario a través de las antiguas instalaciones, permitiendo a los visitantes adentrarse hasta 86 metros de profundidad para presenciar el espectáculo geológico de la sal cristalizada.
Taüll (Lleida)
En el pequeño y encantador pueblo de Taüll, encontrarás dos tesoros románicos de inmenso valor: la icónica iglesia de Santa Maria, ubicada en el corazón de la plaza principal, que alberga en su interior, el segundo tesoro, esto es, una pintura mural que representa la Epifanía. La historia de esta localidad también incluye una tercera iglesia, Sant Martí, cuyos vestigios son apenas visibles en la actualidad.
Siurana (Tarragona)
Explorar Siurana resulta cómodo, aunque llegar puede ser un poco complicado. La calle Principal atraviesa el corazón del núcleo y conduce al visitante frente a la iglesia románica de Santa María. Más allá del templo, la superficie rocosa se acerca al precipicio formando una suerte de pasarela que se asoma al embalse de Siurana. Este tentador lago azul, rodeado de bosques de encinas y pinos, se convierte en un atractivo para la navegación en kayak durante los meses de verano.
Cadaqués (Girona)
La bahía de Cadaqués se extiende entre la Punta de Cala Nans hacia el sur, donde un faro marca su presencia, y la isla de S’Arenella al norte, en dirección al impresionante Parque Natural del Cap de Creus. En la actualidad, explorar las calles empedradas y luminosas que serpentean hacia la iglesia es un auténtico disfrute, especialmente si eres un explorador solitario sin prisas y con ganas de dejarte fluir. Estas calles están salpicadas de tiendas encantadoras, galerías de arte y acogedores hoteles. Otra opción es descender hacia el puerto y disfrutar de una comida contemplando las aguas marinas.
Besalú (Girona)
Besalú ostenta un pasado de gran relevancia histórica. Su monumento más emblemático y vía de acceso para peatones nos lleva al puente románico fortificado que se alza sobre las aguas del río Fluvià. Las calles adoquinadas que aguardan en su interior recuerdan al bullicio típico de mercadillo en plena edad media. evocan el bullicio de nobles, soldados, monjes y miembros de la comunidad judía. Tras recorrer las serpenteantes vías llenas de boutiques de artesanía y productos alimentarios tradicionales, se desemboca en el núcleo del casco antiguo: la plaza Prat de Sant Pere, puerta de acceso a otros edificios emblemáticos de Besalú.
Montblanc (Tarragona)
Lo primero que llama la atención de Montblanc son los 1500 metros que rodean al municipio. En este sentido, los vestigios medievales están presentes en toda la urbe, en sus estructuras civiles, religiosas y militares. Entre las construcciones más destacadas, sobresale el Palacio Real, el cual solía albergar al rey de Aragón durante sus visitas a Montblanc, junto al Palacio del Castlà, morada del representante militar de la Corona.
Pals (Girona)
Desde la plaza Major se inicia el callejón con el mismo nombre, cuyo trayecto está cubierto por un arco con un balcón, convirtiéndose en uno de los rincones más fotografiados de la localidad. Precisamente en este punto se despliega el pasadizo de Ca la Rufina, con dos flancos unidos por arcos armoniosos. El embrujo de Pals alcanza su apogeo al llegar al mirador del Pedró, contiguo a la torre del castillo que sufrió su destrucción en el año 1478.
Rupit i Pruit (Barcelona)
El primer indicio de las singularidades de esta localidad de origen medieval reside en su acceso a través de un puente suspendido de madera que solo admite a 10 individuos a la vez. Casi podría decirse que el propio puente ejemplifica perfectamente al municipio, nacido de la unión de Rupit y Pruit en 1977. La piedra es la protagonista en el núcleo urbano, otorgándole un atractivo particular.
Miravet (Tarragona)
Los callejones de Miravet se alzan resguardados por la vegetación ribereña y flanqueados por galerías, viviendas ancestrales y balcones panorámicos. Recomendamos detenerse en la Iglesia Antigua, un edificio renacentista que ha sido convertido en un monumento cultural que exhibe interesantes exhibiciones sobre la historia de Miravet.