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Curiosidades

Ovejas constipadas, condes despistados y aceite: este es el pueblo más absurdo de Cataluña

Las leyendas del pasado han dejado a Bescaran como el municipio más absurdo de Cataluña.

9 agosto, 2023 17:42

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¿Te suena Bescaran? Es un pequeño municipio del Alt Urgell muy apartado del resto del mundo: se encuentra en lo alto de una montaña, a 1.300 metros de altura. Debido a estas condiciones, sus habitantes solían pasar el invierno aislados. Y precisamente debido a este aislamiento, los vecinos solían crear toda una serie de fábulas con respecto a Bescaran. ¿Resultado? Ha acabado siendo considerado uno de los pueblos más absurdos de Cataluña. 

Por ejemplo, se dice de la Bescaran del pasado que sus habitantes apenas bajaban de la montaña porque les daba migraña al no poder soportar ni un mínimo de ruido urbano. Se decía que los condes y señores del lugar se olvidaban de la existencia de Bescaran, hasta el punto que en 1278 un conde de Foix, al saber que existía el municipio, desistió de intentar controlarlo y dejó que fuera por libre.

¿Más habladurías absurdas de Bescaran? Centrémonos en lo que decían de sus mujeres. Por lo visto, eran tan despistadas que se pegaban la gran ruta hacia la Seu d'Urgell para buscar aceite, pero solo compraban un vaso de aceite. Volvían a Bescaran, se daban cuenta del despiste, al día siguiente volvían a la Seu d'Urgell, volvían a comprar solo un vaso de aceite... Y así hasta mil veces hasta tener el aceite que querían.

Otra leyenda sobre Bescaran aseguraba que los habitantes no sabían hacer fuego. Cuando se les apagaban la hoguera debían avisar al mismísimo alcalde de la Seu d'Urgell para que la encendiera. ¡Y nunca aprendían ellos mismos a hacerlo!

La gran absurdidad final de Bescaran tenía que ver con sus ovejas. Su iglesia y su campanario estaban totalmente separados. El primero en el centro del pueblo y el segundo bien lejos. Como los vecinos les criticaban por ello, decidieron empujar el campanario estirando con cuerdas hechas con lana de las ovejas. Como era diciembre, todo el rebaño se constipó al ser trasquilado, las cuerdas se rompieron y el campanario no se movió del sitio.

Quizás la moraleja del presunto pueblo más absurdo de Cataluña es que chismorrear sobre el municipio vecino es una pérdida de tiempo, pero al menos sirve para que hayas leído un artículo ameno y curioso de verano.