¿Cansado de la ciudad? A la venta el poblado mágico de Camarasa en Lleida
Este enclave idílico formado por siete viviendas y variados servicios e infraestructuras, se encuentra en la comarca de Noguera
14 noviembre, 2021 19:59No es nada nuevo que vivir en una gran ciudad tiene aspectos positivos como mayores oportunidades laborales en el caso de algunas profesiones y una amplia oferta gastronómica o cultural por poner algunos ejemplos. Sin embargo, el hecho de residir en un espacio donde también lo hacen cientos de miles de personas puede traer consigo atascos en las horas puntas, vecinos ruidosos o un sector inmobiliario al alza. De ahí que muchos sueñen con escaparse del mundanal ruido y vivir en mitad de la naturaleza.
Un sueño que ahora puede hacerse realidad si uno tiene los 990.000 euros que cuesta hacerse con un pueblo en el paraje mágico de Camarasa, en la provincia de Lleida. Este es el coste de esta pequeña aldea formada por siete casas y que ahora están a la venta para aquel que pueda hacer ese desembolso o bien para un grupo de siete amigos o siete familias que quieran vivir en comunidad en pleno campo.
En plena montaña catalana
Esta es la localización de esta reducida localidad que no solo ofrece, al mejor postor que esté interesado en ella, estas siete viviendas sino que además este municipio leridano cuenta también con varias opciones de ocio para el disfrute de sus futuros dueños y moradores. Es el caso de piscina, cancha de tenis, amplios jardines, una zona con huertos para cultivar las propias verduras y frutas y hasta un bosque que parece sacado de un cuento y un río en las inmediaciones.
Todo un pack completo el de este rincón de absoluta belleza natural y donde el protagonista de cada mañana únicamente será el silencio y los sonidos de la naturaleza, en contraprestación con los ruidos propios de un molesto atasco un lunes a primera hora de la mañana. Si esto es lo que busca el futuro comprador, solo tiene que dirigirse hasta la inmobiliaria Fincas Cos que es la encargada de llevar a cabo la gestión de la venta para hacerse con estas edificaciones que ocupan 1.800 metros (más la amplia parcela en mitad de la montaña).
Historia del poblado
Lo que hoy es Camarasa parte de un antiguo poblado que albergaba las viviendas de los empleados y trabajadores de la central hidroeléctrica del río Segre, que discurre de manera paralela a este lugar que ahora se vende. Se trata de casas que fueron construidas en ladrillo y piedra y que en algunos casos atesoran casi un siglo de antigüedad. Como es lógico, explican desde la empresa encargada de su venta, son edificaciones que si bien no están en un modo ruinoso sí que es cierto que necesitan alguna reforma ya que al ser abandonadas sufrieron algunos actos vandálicos.
Precisamente, la idea de reformar este poblado de montaña puede ser una buena idea no solo para aquellos que quieran dejar atrás los aspectos negativos de la vida en una gran urbe, sino para todos los que deseen poner en marcha una idea emprendedora relacionada con el turismo rural. Y es que, además del equipamiento antes mencionado, Camarasa se ubica en plena comarca de Noguera que pertenece al espacio protegido de la Sierra de Monstec. Un buen destino para recibir a todos aquellos que desean hacer una escapada en plena naturaleza.
¿Mejor en la ciudad?
Pero, antes de lanzarse a esta aventura y ser el dueño de este pequeño poblado de Lleida, es justo que se pongan sobre la mesa las bondades que tiene el vivir en el campo o bien en una ciudad para ver si se toma la decisión correcta. Una última palabra que, además, se basará en las necesidades personales y profesionales de cada persona, así como de su ritmo o estilo de vida.
Así pues, en el caso de una ciudad las ventajas se encuentran en que sus residentes tienen una mayor oferta de servicios y de ocio, disfrutan de un ahorro en los gastos de servicios comunes al vivir en bloques de viviendas, cuentan con una buena comunicación y una infraestructura de transportes y pueden contar con una variada vida social.
Vivir en el campo
Pero a los que no les convenzan los aspectos positivos de lo que supone residir en una ciudad, nada como el campo donde uno podrá disfrutar en total libertad del contacto con la naturaleza nada más salir de casa y llevará un ritmo de vida de lo más tranquilo y sosegado (aquí no hay nada de tráfico ni carreteras llenas de coches).
Además, podrá comprar una vivienda a un precio más económico e incluso aventurarse con alguna que otra oportunidad de negocio relacionado con el turismo rural, la artesanía o la producción y venta de productos frescos que le dará la tierra.