La llegada del otoño, hace apenas unos días, no solo trajo consigo el fin de las vacaciones para la mayoría, la vuelta al colegio o al trabajo y el retorno a las obligaciones y preocupaciones diarias del año. En algunos casos, esa bajada de las temperaturas (todavía no demasiado acusadas), la aparición de lluvias más frecuentes, así como la reducción de las horas de luz o el hecho de que se tenga menos tiempo libre que en verano hace que aparezca la denominada astenia otoñal como recuerdan los profesionales del Hospital de Manises en su propia web.
Se trata de un estado de ánimo algo más bajo de lo habitual y donde la persona que lo padece se encuentra con pocas ganas para afrontar esta nueva estación del año. A eso se suman otros factores como la dificultad para adaptarse a este cambio estacional que trae consigo además, que con el próximo nuevo horario de invierno descienda la producción de serotonina; la hormona de la felicidad como se la conoce popularmente. Pero hay más, en estos meses otoñales también empiezan a aparecer los primeros resfriados que debilitan el sistema inmune.
¿Cuáles son sus síntomas?
Estos médicos antes mencionados también ponen sobre la mesa algunas de las señales que alertan de la posibilidad de una persona esté pasando por una fase de astenia otoñal. Esto es: debilidad, apatía, problemas para dormir, poco apetito, descenso de la libido, poca motivación, falta de rendimiento en los estudios en el caso de los más jóvenes o en el trabajo, así como un estado de ánimo que puede hacer que empeoren las relaciones sociales o familiares.
Síntomas todos ellos que en la mayoría de los casos no revisten de mayor gravedad y desaparecen poco a poco a medida que el organismo se va adaptando a ese nuevo horario y esos cambios otoñales. Solo en los casos más graves y si esa sensación de tristeza o apatía no remite sería adecuado consultar ya con un especialista.
¿Se puede prevenir?
Tanto para prevenir su aparición como para aminorar sus efectos si ya se notan algunas de las señales antes aludidas, es bueno tener en cuenta algunas de estas recomendaciones. La primera de ella es seguir una dieta lo más sana y equilibrada posible para que el cuerpo tenga los nutrientes necesarios ante estos cambios, además de reforzar las defensas de cara a un posible catarro o resfriado tan común estas semanas. De la misma manera, es importante reducir el consumo de azúcares, sal, grasas saturadas, alcohol y otras bebidas excitantes como el café.
También como parte de esa rutina preventiva saludable se aconseja descansar todo lo que se pueda y adoptar el mismo horario tanto para irse a la cama como para levantarse por la mañana. Dormir lo suficiente hará mucho a nivel físico y mental, lo mismo que practicar algo de ejercicio. Es bien sabido que el deporte moderado de manera regular ayuda a la segregación de endorfinas y, por ende, a mejorar el estado de ánimo. Por último y siempre que se pueda es recomendable salir de casa para recibir los beneficios de la luz natural y llevar una vida lo más relajada posible.
La alimentación como cura
Como parte de ese proceso de prevención o de mejora si uno nota ya las primeras señales de astenia otoñal, la alimentación tiene mucho que decir en este caso. Así pues, y tal y como recomiendan desde la Fundación Española de la Nutrición las claves para alimentarse de manera saludable en otoño pasan por incluir ingredientes de temporada como calabacines, calabaza, setas, membrillos, uvas, coliflor, frutos secos (castañas o almendras), cítricos o frutos rojos. También los cereales integrales aportan altas dosis de energía que resultan vitales para este proceso.
Por último, en esta nueva estación del año que acaba de comenzar se recomiendan los alimentos preparados mediante cocciones más lentas, con más fuego y más tiempo. Es el caso de estofados, guisados, hervidos, horneados, así como sopas u purés. Elaboraciones todas ellas que sirven para calentar el organismo y reforzarán las defensas, además de producir un efecto más nutritivo. Un menú que, además, puede complementarse con alguna que otra placentera infusión de valeriana (sobre todo antes de irse a dormir) o extracto de regaliz para superar esa fatiga otoñal.