El cáncer de mama es la primera causa de muerte en mujeres de entre 35 y 50 años, según apuntan los estudios más recientes. Es por ello que las mujeres que lo padecen piden “más investigación para más vida”. Judit Giró, una ingeniera biomédica de 24 años, ha desarrollado un aparato para detectar este tipo de cáncer de manera precoz.
Se trata de The Blue Box, un mecanismo que, a partir del olor de una muestra de orina, puede obtener los mismos resultados que una mamografía. En palabras de la impulsora, “es una nariz artificial inspirada en el hecho de que los perros pueden oler el cáncer. Mediante inteligencia artificial se extrae información de una muestra y se detecta cómo de probable es que esa persona tenga o no cáncer de mama”.
Proyecto joven y feminista
Actualmente, el proyecto se encuentra en fase de crecimiento. “Tenemos un algoritmo que clasifica bien el 95% de las muestras”, confiesa Giró. Pero para llegar a ese ansiado 100%, el equipo de The Blue Box se encuentra realizando un estudio en el Hospital Sant Joan de Reus y el Hospital Universitari Joan XXIII de Tarragona en el que se comparan los resultados de las mamografías y las muestras de orina de las mujeres afectadas.
“En el mejor de los casos, en tres años The Blue Box podrá salir al mercado”, augura Giró. Con un equipo de poco más de 15 personas a caballo entre Barcelona, California y Taiwán en el que el 65% son mujeres, se presenta como un proyecto joven que da oportunidad a estudiantes en prácticas para desarrollar su conocimiento. Un mecanismo que, por tanto, tiene sus inicios en las aulas.
--Pregunta: ¿Cómo surgió la idea de crear The Blue Box?
--Respuesta: Yo estaba estudiando en la Universidad de Barcelona y un día vinieron a hacernos una conferencia sobre un grupo de investigación que tenía un perro que lo habían entrenado para detectar cáncer de mama. Recuerdo que a partir de ahí pensé que la naturaleza ya tiene un método para desbloquear este misterio que nosotras las ingenieras llevamos años intentando desbloquear. Al final, para conseguir el diseño exquisito de la tecnología, la única manera es mirar cómo lo hace la naturaleza y aprender de ella.
--¿Qué diferencia hay entre una mamografía y una prueba hecha por The Blue Box?
--Las mamografías emiten un cierto nivel de radiación; por eso, cuantas más mamografías te haces, más aumentan las posibilidades de tener cáncer. Con The Blue Box esto no pasa, además de que no es doloroso. El precio es mucho más barato: una caja nuestra puede costar entre 100 y 130 euros mientras que una mamografía cuesta unos 700 por la sanidad pública. Otro beneficio que tiene es que se puede volver a utilizar, no es algo que compras y luego tiras, y también se puede hacer desde casa.
--¿Cómo es el público al que se dirige este proyecto?
--Nuestro producto va enfocado, sobre todo, a las mujeres jóvenes menores de 45 años que aún no están incluidas en el programa de cribado de mamografías, pero también al resto, que pueden complementar la prueba usando The Blue Box más veces. Estamos viendo que esta generación viene con mucha fuerza, viene con conciencia y tiene ganas de aprender y de cuidarse. Yo las veo muy empoderadas, se dejan educar y son abiertas de mente.
--¿De qué manera comunican este proyecto?
--Creemos firmemente que no queremos esperar tres años a generar un cambio en la manera en que se practica la medicina, sino que queremos incidir ya en la prevención del cáncer de mama. Por eso, lo que hacemos es explicar, informar y divulgar a través de las redes sociales y nuestro blog sobre la importancia de prevenir esta enfermedad. Así las mujeres pueden llegar a ser conscientes del poder que tienen si ellas mismas se empoderan y se encargan de participar en estos programas. Nuestra salud es lo primero y lo mejor para no estar enfermos es prevenirlo.
--¿En qué punto cree que se encuentra la medicina femenina?
--La medicina femenina está olvidada e infravalorada. De hecho, hay un estudio que dice que, en la mayoría de investigaciones biomédicas, se toma como sujeto la población masculina como si fuera un modelo y como si eso funcionase igual para las mujeres. A raíz de esto, lo que se produce es que las mujeres son un 30% más propensas a tener efectos adversos a los medicamentos porque solamente se testean en la población masculina.
--¿Qué ha supuesto para usted emprender a una edad tan joven?
--El emprendimiento es un mundo que da miedo e ilusión a partes iguales. Si realmente este proyecto basado en salud femenina sale bien, vamos a impactar a muchas mujeres, por lo tanto, el potencial es mucho y es lo que te llena. Pero, a la vez, como el potencial es bastante grande, da miedo a la vez. Al final, para combatirlo es crear el mejor equipo que podamos.
--¿Cuál es la lección más importante que ha aprendido como mujer emprendedora?
--Como equipo, este último año, nos llevamos la enseñanza del women empowerment, pero bien entendido. Esto significa conocer bien nuestras propias limitaciones. Si tú quieres llegar lo más lejos posible, no hay que creerse que todo es posible, porque no es verdad, sino saber muy bien cuáles son tus limitaciones; ser realista y ser lo suficientemente fuerte como para que, cuando te encuentres con algo que se te da mal, que no te hunda, sino al revés. Decir “reconozco que lo he hecho mal” y buscar ayuda. Menos gritar “mujeres al poder” y más entender lo que significa.