Llega el buen tiempo y con él se dispara la venta de productos solares. Un estudio de Aliexpress indica que el 67.4% de los encuestados comprará alguno de estos productos este verano. Lucir bronceado a la vez que se protege la piel y se evitan ciertas enfermedades relacionadas con la exposición al sol son las prioridades de los consumidores. Sin embargo, existen todavía muchas dudas en torno a los tipos de formatos relacionados con los productos solares que se pueden encontrar en el mercado.

No es lo mismo un autobronceador que una crema solar o un acelerador del bronceado. Cada uno tiene sus ventajas e inconvenientes y conocerlos es importante para saber comprar con criterio aquello que realmente va a cubrir las necesidades del consumidor. Se podría explicar de forma resumida que el autobronceador sirve únicamente para lucir una piel morena, mientras que la crema solar es la que más protege del sol. El acelerador del bronceado, por su parte, trabaja buscando un bronceado más rápido e intenso, pero hay que complementarlo con un protector.

Autobronceador

El autobronceador es un producto cosmético cuyo objetivo es producir un bronceado artificial mediante el tinte de la piel. Para conseguir esto, se apoya en ingredientes como la dihidroxiacetona, que, al contacto con la piel, produce una reacción química para lograr esta coloración. No es un proceso definitivo y dura, en el mejor de los casos, apenas unos días, ya que este tinte se elimina mediante la descamación de la piel que todo el mundo sufre sin ser consciente de ello.

El tono del bronceado y la intensidad depende de la formulación del autobronceador elegido. Hace años se asociaba este producto a una coloración con un aspecto muy artificial, con desigualdad por zonas y con un tono anaranjado nada bonito. Por suerte, la industria cosmética ha sabido mejorar este producto para ofrecer algunos autobronceadores buenos con los que poder estar moreno o morena durante todo el año, sin necesidad de exponerse a los peligros de tomar el sol.

Protector solar en la arena / Dimitris Vetsikas EN PIXABAY

Protector solar

Es la más habitual y también la que más protege la piel. Su objetivo es precisamente este: actuar como barrera de protección para que el sol no dañe la piel, al menos no tanto como lo haría si no se utilizara este producto. Se puede encontrar en diferentes formatos (gel, spray, crema…) y con particularidades, como presentar resistencia al agua o no manchar la ropa. Para que sea efectivo, normalmente hay que aplicarlo treinta minutos antes de la exposición al sol, aunque cada producto puede presentar unas recomendaciones diferentes en función de su composición.

La protección que ofrecen se mide a través de SPF, unas siglas que se pueden encontrar en otro tipo de productos cosméticos. Esta medida indica la cantidad de protección que ofrece una crema o spray solar determinada frente a los rayos UV-B.  Lo habitual es encontrar en el mercado protectores solares desde SPF 8 hasta SPF 50. Los niños necesitan una protección más alta, ya que su piel es más delicada. Usar protector solar no implica evitar las quemaduras, pero sí reducen la posibilidad de aparición.

Acelerador del bronceado

El acelerador del bronceado es un tipo de cosmético que trabaja con el objetivo de aumentar la producción de melanina de la piel. El tono conseguido no se logra de una manera artificial, si no que se estimula desde el propio organismo de la persona que lo utilice. Lo que se busca es conseguir el bronceado de una forma más rápida, tras la exposición al sol o a los rayos UVA de los centros de estética. Por sí solo no hace nada (este sería el trabajo del autobronceador).

Es importante recordar que este producto por sí solo no protege, por lo que siempre debe usarse en combinación con un protector solar para evitar quemaduras y sobre todo problemas de salud futuros en la piel. Lo habitual es aplicar el acelerador, tomar el sol durante unos 10-15 minutos y a continuación echarse una buena cantidad de protector solar. De cualquier modo, cada fabricante indica sus recomendaciones de uso en el propio producto.