Una investigación refleja que el dolor que sienten las madres que dan el pecho a sus bebés y la sensación de que los pequeños se quedan con hambre son las principales causas del abandono voluntario de la lactancia. Estas son dos de las conclusiones del estudio sobre la evolución de la lactancia materna, realizado por el Instituto Universitario de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol y que se centra en los seis primeros meses de vida del neonato.
Según informa el Instituto Catalán de la Salud (ICS), los objetivos de dicho estudio eran los de identificar las principales dificultades a las que se enfrentan las madres a la hora de dar el pecho a los pequeños, determinar las causas de abandono por voluntad propia de las progenitoras y conocer las expectativas que ellas tenían sobre este sistema de alimentación.
Predispuestas a dar el pecho
En el estudio han participado un total de 541 mujeres procedentes de siete centros de atención a la salud sexual y reproductiva del Área Metropolitana Norte de la ciudad de Barcelona. Según ha explicado el ICS, las mujeres objeto de estudio fueron entrevistadas por vez primera en la semana 35 de su periodo de gestación. Ya entonces, más del 95% aseguraba querer dar el pecho a su bebé.
“En la visita del alta hospitalaria, el 94,8% de las mujeres daban el pecho a sus hijos. A los seis meses eran el 63,3% las que lo seguían haciendo”, en palabras de la empresa pública de la salud catalana. Los investigadores han determinado que el 35% de las mujeres abandonaban de manera voluntaria la lactancia por sentir que el bebé se quedaba con hambre; el 22,8 % por tener la percepción de no producir la suficiente cantidad de leche y el 38% por padecer dolor.
Información y promoción
Atendiendo a estos resultados, los responsables del estudio aseguran que “la mayoría de los casos de abandono se podrían solucionar con una adecuada información sobre la lactancia materna a demanda”. Respecto a las madres que dejan de dar el pecho a sus bebes por el dolor que padecen al hacerlo, los investigadores apuntan a que sería posible prevenirlo “con una promoción de la técnica adecuada y apoyando a las madres desde un principio”.