El consejero delegado de Softonic deja la 'puntocom' en plena crisis y se refugia en Domestika

Un portavoz del portal de cursos online y captación de talento ha confirmado a este medio la incorporación de Arpajian, aunque no ha entrado en detalles sobre su fichaje. Softonic tampoco ha comentado la marcha de su primer ejecutivo, que desembarcó en la compañía para intentar reflotar el negocio de la tecnológica. Un objetivo malogrado por la pandemia. El año pasado, el directorio de programas registró unas pérdidas consolidadas antes de impuestos de 2,3 millones, tras haber logrado durante dos ejercicios consecutivos dejar atrás la crisis que casi hundió a la puntocom.

Despedido en mayo

La salida de Arpajian llega en un mal momento para Softonic, pero no ha caído por sorpresa en el seno de la organización. Según consta en el informe de gestión del último balance, la junta notificó el pasado 3 de febrero su voluntad de rescindir el contrato del director ejecutivo a partir del 3 de mayo. Aunque ninguna de ambas compañías ha aclarado si antes de esta fecha se entablaron negociaciones sobre el destino del directivo.

Lo que sí refleja el informe es que fue Michael Levit quien comunicó la decisión de despedir a Arpajian. El inversor estadounidense, uno de los principales accionistas de Softonic tras la compra en 2019 del 33% de la sociedad junto al grupo alemán Eyeo --el resto del capital se reparte entre el fondo suizo Partners Group y un grupo de inversores particulares, entre ellos su fundador, Tomás Diego--, informó sobre la intención de ceder el liderazgo de la empresa a Fiona Garvey, hasta entonces responsable de ventas y vicepresidenta senior de Softonic. Actualmente, Garvey ejerce de forma interina las funciones de Arpajian.

Ejecutivo de emergencia

Tras la salida de Arpajian, la plataforma con sede en Barcelona se halla en una posición delicada. Un trance que revive los peores episodios de la puntocom. Tras superar la barrera de los 100 millones de usuarios únicos al mes y alcanzar una valoración de 300 millones de euros, Softonic sufrió un duro revés en 2014. Los motivos: la competencia surgida por las tiendas de apps y los cambios del algoritmo de Google, que penalizaron su posicionamiento en el buscador. Además, la brecha de seguridad de su gestor Softonic Downloader, que instalaba barras publicitarias que infiltraron virus en algunos ordenadores, provocó una pérdida de confianza por parte de los usuarios.

El cofundador de Download.com, el homólogo estadounidense de la firma española impulsada por el Grupo Intercom, aterrizó en 2015 en Softonic para solventar la crisis de reputación y taponar la fuga de usuarios. Lo hizo después de un duro recorte de personal que afectó a la mitad de sus trabajadores --ajuste que el directorio no ha revertido hasta la fecha--. Pese a que el portal logró recuperar su nivel habitual de tráfico y retomar la senda del crecimiento, el balance de los ejercicios precedentes señala el rumbo real de la plataforma durante el lustro capitaneado por Arpajian.

La puntilla del Covid

Entre 2014 y 2020, Softonic ha acumulado unos números rojos de 34 millones de euros. La compañía registró pérdidas en los ejercicios de 2014 (-21 millones de euros), 2015 (-8,4 millones de euros), 2016 (-600.000 euros) y 2017 (-4,2 millones de euros). La introducción de prestaciones alternativas como Softonic Solutions, un servicio de preguntas y respuestas, y la supresión del polémico instalador remuscularon el negocio. Así, en 2018 la tecnológica declaró cuatro millones de euros, primer ejercicio rentable tras su crisis de credibilidad.

Pero los resultados de 2019 estrecharon de nuevo el margen: Softonic se anotó en ese año un resultado neto de 1,4 millones. Finalmente, el impacto de la pandemia provocó un deterioro de la marca, que regresó otra vez a los números rojos con 1,9 millones de pérdidas netas. La marcha del artífice de esta recuperación incompleta deja a la empresa en una coyuntura complicada. La tecnológica no ha querido detallar cuáles son sus proyectos para revertir una situación que ha sembrado una sensación de déjà vu en la pionera de las puntocom en España.