La Consumer Electronic Show, también conocida bajo las siglas de CES, se presenta como uno de los eventos de tecnología más importantes de todo el mundo. En esta feria, las principales marcas del sector presentan los diferentes prototipos y muestran a los medios de comunicación la tecnología con la que están trabajando en la actualidad. En la gran parte de los casos, esta muestra forma parte de un pequeño reducto de las ideas que las organizaciones tienen con el objetivo de posicionarse como líderes de uno de los sectores más dinámicos que existen, el tecnológico.
El pasado 10 de enero concluyó la edición de 2020, que ha reunido bajo un mismo escenario a millones de marcas que han aprovechado la ocasión para dar muestra del gran músculo tecnológico y de I+D con el que cuentan sus firmas. Una de ellas ha sido Sony, que alejándose por completo de los sectores en los que suele acaparar una mayor atención, como la fotografía o el ámbito de la telefonía y la informática, ha apostado por el sector automovilístico para irrumpir como una aparición estelar.
Sony Vision-S, la demostración de músculo de la compañía
Sony Vision-S ha sido el nombre con el que la compañía tecnológica ha bautizado a su primer coche. Para su desarrollo, Sony se ha apoyado en marcas como Magna, Bosch, Nvidia o Continental para fabricar sus componentes internos, con el objetivo de poder construir un primer prototipo con el que mostrar el potencial de la compañía a la hora de formar parte del ámbito del sector de los coches autónomos. A nivel estético, el Sony Vision-S pertenece a una línea muy similar a la del Tesla Model 3, tanto dimensiones como en comportamiento técnico.
Este prototipo cuenta con tecnología suficiente como para alcanzar la velocidad máxima de 240 kilómetros por hora. Con una aceleración que le permite llegar a los 100 kilómetros por hora en apenas 4,8 segundos. Unas cifras que lo posicionan como una de las grandes apuestas del sector tecnológico. La propia compañía ha afirmado que, de sacarlo finalmente a la venta, sería uno de los vehículos más avanzados del mercado.
33 sensores con los que proporcionar un viaje único
Según afirma la propia compañía, la principal novedad y el aspecto que diferencia a su vehículo del resto de opciones con los que cuentan sus competidores en el mercado es la cantidad de información que el vehículo es capaz de almacenar e interpretar del entorno del que forma parte. Para ello, Sony ha instalado un total de 33 sensores repartidos a lo largo tanto de su carrocería como de su interior. Uno de los que más ha llamado la atención ha sido la cámara con la que cuenta en su zona delantera, la misma que la del iPhone 11 Pro.
A través de ella, el vehículo puede detectar todo tipo de obstáculos, permitiendo anticiparse a ellos y adoptar la mejor solución de acuerdo al contexto que lo rodea. A nivel interno, el vehículo cuenta con una pantalla panorámica ubicada justo en la parte inferior del parabrisas, además de diferentes tabletas en los asientos traseros. El audio también ocupa un papel más que destacado, gracias a los orígenes de la compañía. Con un sistema panorámico que permite a los pasajeros disfrutar de la máxima calidad a nivel de sonido.
Safety Cocoon, su gran apuesta
Una de las noticias que mayor impacto ha tenido desde su presentación ha sido la implantación por parte de la compañía de una tecnología bautizada bajo del nombre de Safety Cocoon. Mediante los sensores con los que cuenta el vehículo, el propio coche define cuál es la zona más segura para circular en cualquier espacio, gracias al rastreo de las diferentes situaciones y comportamientos que va analizando del resto de vehículos y escenarios que lo rodean, garantizando al máximo la seguridad de todas las personas que se encuentran a bordo del mismo.
Siguiendo en materia de seguridad, el Vision-S ha sido construido pensando especialmente en la disminución de cualquier accidente que pueda darse en carretera, instalando diferentes sensores que están diseñados para detectar el cansancio o la somnolencia del conductor. De esta manera, se trabaja para evitar que un despiste al volante pueda suponer un problema añadido ante cualquier situación inesperada.